Sobre melones sin abrir, toros sin lidiar y jugadores sin jugar

El draft 2018 ya está en los libros de historia

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El draft 2018 ya es historia

El draft del 2018 ya está en los libros y todos los equipos de la liga sin excepción tienen sus nuevos juguetes. Al igual que el día de Reyes hay niños satisfechos con sus presentes y otros no tanto, no les gustan y si estuviera en su mano cambiarlos, lo harían sin ningún duda. Pero hay una enorme diferencia entre los juguetes de los niños y los “juguetes” nuevos que las 32 franquicias han recibido el pasado fin de semana. Mientras que un niño que recibe la ultima vídeo consola del mercado sabe perfectamente qué se va a encontrar y qué puede esperar de ella, los equipos de la NFL saben que tienen juguetes nuevos pero no saben realmente que se van a encontrar y qué esperar de mucho de ellos. No existe ninguna certeza ni una ciencia exacta para evaluar jugadores colegiales en su proceso de adaptación a la NFL.

Por eso desde hace tiempo dije que todos los jugadores, desde la 1ª elección absoluta hasta Mr. Irrelevant, la última elección, son melones sin abrir, no existe una ciencia para saber si un melón antes de abrirse saldrá bueno. Pero me sucede que el tópico del melón sin abrir es objeto de discusión en cuanto a su “paternidad”, como no es posible hacer una prueba de ADN para adjudicársela a nadie, he tomado la decisión de dejar de usarla, desde ahora voy a decir que los jugadores que llegan del college son como los toros de lidia.

¿Y por qué voy a utilizar el símil taurino? Pues mirad, por dos razones, la primera es porque es mas probable que sepa algo más, tampoco muchos más, de toros de lidia que de melones. Y la segunda, le encuentro mucho más similitud a los jugadores que aterrizan del college y van a jugar en la NFL con los toros que van a ser lidiados en las grandes plazas. Y lanzó un aviso para navegantes, no voy a debatir ni medio segundo si los toros son esto o son aquello, cada uno tendrá su opinión y no voy a hacer un ejercicio de defensa o ataque hacia ese mundo.

Los toros son criados por las ganaderías mientras que los jugadores son “criados” primero por las escuelas y luego por las universidades. En ese proceso los jugadores al igual que los toros son alimentados, corretean por el campo, galopan, viven como auténticos reyes a la espera de su momento. Las ganaderías serían el equivalente a los programas colegiales, hay grandes ganaderías como Victorino, toros conocidos por su fiereza y peligro. Hay otras históricas como Miura, conocidos por sus enormes astados. La ganadería de El Pilar se le conoce por el tamaño de sus reses, enormes y con pesos superiores a los 600 kilos. Otras ganaderías son más mansas, otras más bravas, otras son más pequeñas y compactas mientras que otras son más voluminosos y no tan musculadas. A los toros se les clasifica por su trapío y comportamiento, toros mandones, reservones, codiciosos, mansos, huidizos, bravucones, etc…En materia de colores y cornamenta también hay innumerables calificaciones: azabache, zaíno, colorado, astifino, astigordo, bizco etc….

Una vez el toro supera los cuatro años está ya preparado para la lidia en las grandes plazas, empieza entonces el proceso de determinar dónde cada uno será objeto de lidia. Las ganaderías más importantes y prestigiosas pelean por colocar a sus animales en las plazas más importantes y con los toreros de mas renombre. En España la plaza más importante sin ninguna duda es Madrid y su plaza de Las Ventas, es una plaza donde los ganaderos suelen guardar sus mejores piezas, un triunfo en Madrid es la llave que no solo te abre regresar el año que viene, sino que el resto de las grandes plazas se ven atraídas por tener reses de esa ganadería. Tras Madrid está sin duda La Maestranza de Sevilla, le siguen luego las plazas del Norte, sobre todo Bilbao, con fama de plaza de toro muy grande y difícil, el conocido como “Toro de Bilbao”. Otras plazas importantes son Valencia, Málaga o Zaragoza, todas ellas plazas de primera y donde el toro debe reunir unas características muy determinadas en peso y edad.

Aquí es donde empiezan de nuevo las similitudes con la NFL. Los grandes programas universitarios atraen a los mejores jugadores de las escuelas, no solo porque son las que cuentan con más recursos económicos y ofrecen a los atletas las mejores becas, instalaciones y programas de estudio, sino que al estar a la exposición nacional en la televisión más y mejores oportunidades se gozan para poder ser luego profesionales del football. Hay universidades que se han especializados en sacar jugadores de un perfil X y otras de un perfil Y, programas como el de Alabama es conocido por tener un programa cercanos al de un equipo profesional. Otros programas como Notre Dame últimamente se ha especializado en hombres de línea, de Nebraska ha sido tradicional que salgan buenos RB y otros programas sacan buenos RB o WR, LB o DB, etc…Esos jugadores cuando terminan su elegibilidad en la universidad optan por presentarse a ser profesionales, muchos incluso ni tan siquiera deciden terminar sus estudios y se presentan al draft buscando ese primer contrato y la riada de dinero de la que suele venir acompañada.

El llamado “Proceso Pre Draft” se parece muchísimo al proceso de selección de los astados por las juntas administrativas de las plazas de toros. Los scouts de los equipos son los encargados de estudiar y hacer los informes de valoración de los jugadores. Cuando acaba la temporada NFL tienen lugar acontecimientos como la “Combine” o los “Pro Days”, los equipos tienen la oportunidad de ver y contactar con los jugadores. Además cada equipo tiene derecho a organizar un Máximo de 30 visitas con jugadores que se declaran elegibles para el draft. En el mundo taurino los miembros de las juntas administrativas se desplazan a las fincas de las ganaderías para elegir y observar que toros serán los que acaben en sus plazas. Las grandes plazas seleccionan cuidadosamente y con enorme celo a los astados, no se hace un pedido de toros y que el ganadero mande lo que le parezca, sino que estos son seleccionados con criterios muy marcados, cada toro está perfectamente identificado, se observa y se estudia su comportamiento en el campo. Y ese comportamiento es el que se espera se proyecte luego al ruedo.

En la NFL tenemos a 32 franquicias con varios chicos nuevos que absolutamente nadie sabe con certeza cómo van a responder una vez que salten al emparrillado. Puede pasar absolutamente de todo, desde que aquel que prometía maneras acabe siendo una enorme decepción, hasta que aquel otro, que parecía un tirillas, acabe siendo el eje de la defensa o tu mejor hombre de la secundaria. En el mundo taurino pasa igual, el toro salta al ruedo desde la puerta de toriles y es allí y solo allí cuando muestra su comportamiento. Puede pasar absolutamente de todo, lo mismo sale un astado de los llamados de dos orejas y rabo, que sale un petardazo, lo que solemos denominar burracos, cabestros o vacadas.

Y es que tanto jugadores de NFL como toros son al final lo mismo, nadie sabe cómo van a salir hasta que se les pone realmente a prueba. Los toros que salen por la puerta de toriles son en apariencia muy impresionantes, la presentación del toro en la plaza es un uno de los momentos más importantes. Con los primeros trasteos con la capa el torero tiene la oportunidad de conocer al animal, con las suertes de varas y banderillas se suele ver la clase de animal que se van a encontrar en la faena de muleta. Es en esta última donde ya se confirma todo lo que el toro podía prometer, tanto para bien como para mal.

En la NFL pasa igual, los novatos, todos muy bien aparentes, pasan por los primeros OTC. Luego han de pasar por el Training Camp y los partidos de pretemporada, donde se empieza a observar sus primeros defectos o virtudes. Finalmente llega su prueba de fuego, su faena de muleta, jugar partidos reales en los domingos de otoño. Allí ya no hay experimentos ni pruebas con fuegos de artificio, sino que sales a jugar con otros profesionales y demostrar tu valía, o tu invalidez. En el mundo del toro cuando un toro no sirve, no ha dado la talla, se dice de él que es un “inválido”, es la peor calificación que puede recibir. En la NFL ocurre igual, lo peor que le puede pasar a cualquiera de los chicos que han sido elegidos es que acaben siendo declarados “inválidos” y se produzca otra clase de muerte, la muerte deportiva.

En resumen, vamos a dejar para siempre y enterrar el tópico del “melón sin abrir”, dejemos que se arroguen su paternidad quienes crean serlo sin prueba de ADN de por medio. Vamos a emplear otro argot que en mi opinión encaja mucho mejor, el taurino. Los jugadores que ha sido elegidos han pasado todos por un proceso similar al que sufre cualquier astado que será lidiado en una plaza de primera o de las consideradas de tronío, nadie, ni el ganadero más experto con sus auxiliares, capataces y mayorales, sabe cómo se comportará el toro hasta la lidia. Lo mismo con estos jóvenes, ni el mejor draftnik, scout, general Manager o quien quiera que haya visto a los jugadores en el nivel colegial, sabe cómo se comportarán estos chicos hasta que los vean en partidos reales.

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