Finales de Conferencia: La Música del Azar

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Después de vivir un domingo tan emocionante me viene a la cabeza el título de la novela de Paul Auster, La Música del Azar.

 

Cuando un partido de football está tan igualado como las Finales de Conferencia, al final todo se decide en la última jugada, o en la penúltima. Puede ser una brillante acción ofensiva, o defensiva, o un garrafal fallo, o frecuentemente una mezcla de todo, envuelto en la dulce (o amarga) música del azar. Todo depende del lado del que te lleguen sus caprichosas notas.

 

No hemos estado muy lejos de una histórica Super Bowl entre equipos entrenados por dos hermanos. Los Harbaugh Bros. pueden estar orgullosos por llegar hasta donde han llegado, a un solo paso de una Super Bowl, en unos partidos en los que se puede decir que hicieron más méritos que sus rivales. Claro que ese orgullo debe de estar en estos momentos cegado por el enfado de perder un partido de la manera en que lo hicieron, victimizados por graver errores en el último instante del partido.

 

Hay que decir por delante que cada jugada cuenta, y que evidentemente no se pierde el partido sólo por una jugada. Los equipos, como en una sinfonía, van poniendo las notas en el pentagrama del partido minuto a minuto, también las va poniendo el azar. Pero cuando se acerca el final de la sinfonía, y todos los instrumentos in crescendo van alcanzando el clímax, es cuando una nota desafinada se percibe más clara, arruina por comlpeto la pieza y deja una sensación disarmónica en los oídos de los espectadores.

 

Kyle Wilson, Lee Evans y Billy Cundiff desafinaron en el peor momento del concierto. Serán para siempre los nombres de las derrotas de sus equipos, pero es evidente que no son los únicos responsables. En dos partidos tan igualados es sabido que el resultado va a depender de un detalle y hay que tomárselo así. Es un segundo que te puede convertir en héroe o villano. Es otra de las grandezas de este deporte. También hay que decirlo, los hermanos Harbaugh se mostraron muy elegantes en la derrota, incluso en una tan amarga. Su comportamiento en el campo fue sereno y defendieron a sus jugadores en el momento más difícil. Una buena escuela de entrenadores.

 

Ambas finales también contaron con su decisión polémica crucial, que habría cambiado el curso del partido. En Foxboro fue el «no TD» de Evans. En Candlestick Park el «no fumble» de Ahmad Bradshaw. Lo cierto es que fueron jugadas muy justitas, en las que los árbitros podrían haber pitado una cosa o la contraria. Hay argumentos para ambas partes. No me quiero posicionar, dejémoslas en sendas notas de la música del azar.

 

Al final, no tenemos Harbaugh Bowl, pero tenemos un no menos interesante remake de la increíble Super Bowl XLII. Tom Brady ha reconocido que aún les duele aquella derrota, por lo que la venganza va a ser una motivación importante. Sólo los aficionados muy recientes pueden desconocer el desenlace más sorprendente en la historia de la Super Bowl. Unos invictos Patriots (16-0), con 14 puntos de spread en las apuestas, perdieron el partido con números romanos en el último minuto, con una sensacional defensa de los Giants y con jugadas como la increíble escapada de Eli Manning para conectar con David Tyree para una más increíble recepción.

 

Interés, desde luego, no le va a faltar a la cita de Indianapolis.

 

NADIE DIJO QUR IBA A SER FÁCIL

Los San Francisco 49ers (14-4) y los New York Giants (12-7) disputaron un tremendo partido, muy duro, de autenticos playoffs. Las condiciones del terreno de juego (frio, lluvia, viento) y la dureza de ambas defensas no hicieron fácil el partido a ninguno de los dos ataques.

 

Pero el partido no fue sólo duro sino que fue igualado. No bastaron con 60 minutos de juego para designar un ganador. Se tuvieron que jugar 68. Y no sólo estuvo igualado en el marcador. La realización de la FOX sacó un cartel a falta de 3 minutos para terminar el partido en el que reflejaba que ambos equipos habían sumado idénticas yardas ofensivas totales: 288.

 

También hubo igualdad en aspectos relevantes del juego. Ambas defensas, entre las mejores de la liga, dieron cera y presionaron de lo lindo a los QB. Ambos ataques se vieron en dificultadas repetidamente, pero curiosamente ninguna de ellas perdió un balón.

 

Pero dentro de la igualdad también hubo diferencias. Y probablemente la más sangrante, además de los turnovers de Williams, por supuesto, fue la eficacia de ambos QB en 3º down.

 

Alex Smith (12/26, 196 yardas, 2 TD) tuvo grandes dificultades a la hora de mover el balón por el aire. Le salvaron dos big plays en forma de pases de TD de 73 y 28 yardas para Vernon Davis, de nuevo, las dos únicas recepciones de Davis en buena parte del partido. Los WR sólo aportaron una recepción para 3 yardas de Michael Crabtree. Y lo que es peor, llegaron a los últimos minutos del partido con 0/11 en conversiones de 3º down (acabamos con 1/13).

 

El ataque de los Niners sobrevivió con los big play de Davis y con el juego de carrera, con algunas jugadas imaginativas y con el propio Smith (6 scrambles, 42 yardas) corriendo inteligentemente escapando de la presión del pass rush neoyorkino. Los RB, dirigidos por Frank Gore, superaron el centener de yardas de carrera.

 

El front seven de los Giants estuvo muy sólido, como se esperaba. Presionaron mucho a Smith, aunque sólo sumaron tres sacks, y la secundaria controló a los receptores de los 49ers, salvo en el par de ocasiones en las que fueron quemados por Davis. Desde luego en su haber queda el que los 49ers sólo consiguieron un FG en sus últimos 7 drives del partido.

 

En el otro sentido del juego las cosas furon parecidas pero con sus diferencias. En 1º lugar los Giants no pudieron correr. La mejor defensa terrestre de la liga hizo honor a su nombre no fallando un placaje, creo que hasta la prórroga. Apenas permitieron 87 yardas en 25 acarreos de Bradshaw y Brandon Jacobs. Tom Coughlin sabía que no podía correr, pero no abandonó el juego de carrera, no quería que su juego fuera unidimensional, a pesar de contar con un Eli Manning (32/58, 316 yardas, 2 TD) en lo mejor de su carrera.

 

Manning soportó un castigo durísimo por parte de la defensa de los 49ers (6 sacks e innumerables golpes) sin perder un solo balón. Claro que hay que decir que cometió un fumble, pero fue recuperado por los suyos, y que se salvó de dos intercepciones cantadas porque la secundaria de los mineros estaba tan atenta que en las dos ocasiones se molestaron dos defensores. Pero ya hemos hablado de la música del azar, esta vez sonó algo parecido a New York, New York.

 

El juego de Manning brilló sobre todo en la 1ª mitad, y sobre todo en situciones de 3º down, y sobre todo en situaciones de «3ª y largo» (a los Giants se les atragantaron más los 3º downs cortos). No creo que haya habido un QB mejor en situaciones de 3º down esta temporada. Con Hakeem Nicks (7 recepciones, 55 yardas) tocado tras un placaje, el «receptor del día» fue Victor Cruz, una pesadilla para la secundaria de los 49ers, atrapando 10 balones para 142 yardas.

 

Los Giants llegaron al descanso más entonados, por delante en el marcador gracias a una recepción para TD del poco habitual TE Bear Pascoe, quien fue desatendido por la defensa rival, y de un FG de Lawrence Tynes. Pero Jim Harbaugh ajustó mejor su equipo en el descanso y la defensa salió más agresiva, con más blitzes y controlaron mucho mejor el ataque de los Giants. De hecho, si no llega a ser por la música del azar, que sopló ligeramente el balón para que rozara la rodilla de Williams en ese punt, los neoyorquinos quizás ni anotan en el resto del partido.

 

Pero en el football gana el que aprovecha sus oportunidades, y los Giants lo hicieron. Manning, en su mejor jugada en el partido, completó un 3º down, ¡cómo no!, un «3ª y 15» además, y lanzó un magnífico pase de TD a Mario Manningham, cubierto por Tramaine Brock (que suplía a un Tarell Brown lesionado tras la colisión con Donte Whitner en uno de los picks malogrados).

 

Los 49ers se recompusieron algo tras el mazazo de verse por detrás en el marcador, y un gran retorno del propio Williams facilitó el empate que a la postre forzó la prórroga con el desenlace conocido: fumble de Williams en otro retorno de punt, forzado por Jacquian Williams y recuperado por Devon Thomas, que dejó sentado el FG de 31 yardas de Tynes. Los 49ers tuvieron muy mala suerte en el partido, pero en cuando tuvieron la oportunidad de sellar la victoria les faltó el talento ofensivo del que sí disponen los Giants. Los Saints aguantaron el chaparrón el sábado pasado y estuvieron a punto de ganar el partido. Los Giants este domingo aguantaron también el chaparrón, el metafórico y el real, y sí supieron ganar el George Halas Trophy y un merecido billete para la Super Bowl XLVI.

 

Es el 3º enfrentamiento consecutivo enre ambos rivales en postemporada que se resuelve con un FG de los Giants en el último snap del partido. Curioso. Los Giants ganan su 6º partido consecutivo a domicilio en playoffs. Los 49ers encajan una amarga derrota, pero auguran muchas tardes de éxitos en temporada venideras.

 

 

EL FOOTBALL ES UN DEPORTE QUE JUEGAN 11 CONTRA 11 Y EN EL QUE GANAN LOS PATS

John Harbaugh podría parafrasear a Gary Linecker. Seguro que aún está pensando cómo los New England Patriots (15-3) ganaron el Lamar Hunt Trophy en un partido como el del domingo.

 

Los Baltimore Ravens (13-5) sumaron más yardas ofensivas que los Pats. Inaudito. Joe Flacco superó Tom Brady. Inaudito es poco. Aunque los Pats corrieron mejor, al final los Ravens sumaron más yardas de carrera. La secundaria de los Ravens también estuvo mucho mejor que la de los Pats. A pesar de que el front seven de los Pats estuvo mejor que el de los Ravens, Flacco lo solventó con habilidad y los Ravens sumaron más sacks. Los Ravens fueron mejores en 3º down. Sumaron más yardas por jugada. Sumaron más yardas de retorno. Perdieron menos fumbles. Sufrieron menos intercepciones. Tuvieron más posesión del balón.

 

Sólo queda un pequeño detalle. Los Pats subieron más puntos al marcador.

 

Si hemos hablado de música del azar, en Fóxboro hubo una ópera completa, donde al final los que cantaron fueron Lee Evans y Billy Cundiff… y el propio Harbaugh, por no haber pedido un tiempo muerto para chutar el FG con tranquilidad, en lugar de a la carrera, después de que el kicker llegara tarde.

 

Los Ravens empezaron tímidos, con tres «3 y fuera» consecutivos y -6 yardas ofensivas totales. Un magnífico front seven, comandado por Vince Wilfork, colapsaba una y otra vez el pocket de los Ravens, mientras que en ataque los Pats sorprendían con un sorprendentemente efectivo juego de carrera. Pero la 1ª intercepción de Brady, en una acrobática jugada de Lardarius Webb, de nuevo, parece que dio el pistoletazo de salida para los visitantes. Flacco se dio cuenta de la secundaria que tenía en frente, se soltó la melena, y a pesar de jugar siempre presionado, con el pocket colapsado, corriendo por su vida, hizo probablemente el mejor partido importante de su carrera.

 

Flacco completó 22/36 pases para 306 yardas, 2 TD y un pick, con Anquan Boldin (6 recepciones, 101 yardas) como principal socio y envíos de TD para Dennis Pitta y Torrey Smith. El juego de carrera no funcionaba, pero Ricky Williams animó a un apagado Ray Rice y los Ravens fueron moviendo las cadenas y dando la vuelta al partido.

 

Era el mundo al revés. Los Ravens pasaban más de lo que corrían, mientras que los Pats dominaban las trincheras y corrían más de lo que pasaban. BenJarvus Green-Ellis (15 acarreos, 68 yardas, TD) hizo un gran trabajo moviendo las cadenas. Brady, en cambio, completó un partido realmente pobre. Parece que la defensa de los Ravens le tiene tomada la medida. Curiosamente completó 22/36 pases, como Flacco, pero para apenas 239 yardas y 2 intercepciones. Y los picks pudieron haber sido tres, de uno se salvó por una falta defensiva (fue interceptado en una 4ª ocasion pero era en una «free play» clara). La mejor jugada de Brady fue su vuelo por encima del scrimmage para anotar un TD en 4º down, la única forma de doblegar a la mejor defensa de la liga en la redzone.

 

Con los Pats de nuevo por delante, los Ravens tuvieron tres drives en el 4º cuarto para ganar el partido. Es el momento en el que hay que rematar el partido, y los Ravens no lo hicieron. Sus tres drives se saldaron con intercepción (gentilmente devuleta por Brady en una absurda jugada), turnovers on downs y FG fallado. Aquí estuvio la clave del partido. Los Ravens no supieron hacer las jugadas, y los Pats sí.

 

En el 2º drive fue Wilfork el que cerró el camino a Rice. El drive final fue para recordar. Flacco hizo un gran trabajo llegando a la redzone y creo que todo el mundo veía el balón en la endzone. Así fue cuando conectó con Evans para lo que parecía el TD de la victoria, pero un CB suplente, Sterling Moore, le robó la cartera de una manera increíble. El fallo de Evans fue el peor de todo el domingo. Peor que los de Williams en San Francisco, peor que el de Cundiff. Tenía en su mano el billete para la Super Bowl y simplemente lo dejó caer. Luego vino el fallo del kicker, ya comentado.

 

El tándem Bill Belichick – Brady alcanza su 5ª Super Bowl, récord de la liga. Brady, por su parte iguala a su héroe Joe Montana con su 16ª victoria en playoffs. Harbaugh se queda como el único head coach que ha ganado partidos de playoffs en sus 4 temporadas en la NFL, pero se queda sin el único premio que justificaba su temporada, el billeta para Indianapolis.

 

 

Hoy toca poster central de los Pats, concretamente de Sara. Las cheerleaders de los Patriots serán las únicas que viajen a Indianapolis. Si ganan los Giants no sé si tendré que declarar desierta la sección o poner una cheerleaders de los Bucs, que aunque no venga a cuento, siempre te resuelve un problema.

 

 

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Si la Super Bowl XLII fue la más sorprendente de la historia de la NFL, su «remake», o su capítulo final, puede cerrar el ciclo de aquella historia. Aquí hay argumentos para todos. A los Pats les motivarán las ganas de revancha, uno de los motores más potentes. Pueden alegar también que si han ganado un partido con lo mostrado el domingo es que el destino está con ellos. Los Giants pueden alegar que, hoy por hoy, son un mejor equipo que los Pats. De hecho cualquier equipo salido de la NFC este año debería ser favorito, aunque en las apuestas curiosamente son los Pats los favoritos.

 

La defensa de los Giants va a complicar el trabajo de Brady como lo hizo la de los Ravens, mientras que Eli Manning puede tener un día fantástico abusando de la secundaria de los Pats. El front seven de los Pats puede hacer otro gran partido, pero enfrente va a tener también una OL muy sólida. Los Giants llegan como los Packers la pasada temporada, con 5 «must wins» consecutivos, y pueden conseguir el sexto. Pronóstico: Giants 31 @ Patriots 17.

 

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