Previa SB XLV: Sabor a tradición

1054

La Superbowl que va a tener lugar este domingo 6 de febrero tiene el aliciente de que va a enfrentar a los dos equipos que más títulos tienen en diferentes eras de la NFL. Por un lado los Green Bay Packers son el equipo que más campeonatos reúne antes de la era de las Superbowls. En aquel entonces la final la jugaban los campeones de las dos conferencias en las que se separaba la antigua y extinta NFL en campo del equipo que tenía el mejor récord de temporada regular,. Por otro lado, los Pittsburgh Steelers son el equipo con más campeonatos de la llamada era moderna, de la que empezó con la fusíón de las dos ligas, la antigua NFL con la emergente AFL y que trajo consigo el nacimiento de la Superbowl, el partido donde se enfrentan el campeón de la NFC, la conferencia que nace con los equipos de la antigua NFL contra el campeón de la AFC, conferencia que nace con los equipos de la antigua AFL más algunas incorporaciones de la NFL, entre ellas los propios Steelers.

 

En puridad por tanto los dos equipos que van a jugarse el Vince Lombardi el domingo son ambos equipos que vienen de la auténtica y antigua NFL, aquella que nació en 1920 y de la que en la actualidad sólo existen 2 equipos, los Arizona Cardinals, que en aquellos tiempos eran los Racine Cardinals (Racine es un barrio de Chicago), y los Chicago Bears, aunque entonces se llamaban los Decatur Staleys, pero ya eran propiedad de George Halas en aquellos remotos años. A los padres fundadores de aquella liga se uniría poco después Curly Lambeau, que ejercía de entrenador y presidente de una franquicia que pertenecía a una pequeña población de Wisconsin, Green Bay, patrocinada por una compañía empaquetadora, de allí el nombre del equipo, los empaquetadores.

 

Los Steelers nacerían mucho después a medida que la popularidad de aquel juego llamado football se fue extendiendo. Art Rooney, hijo de inmigrantes irlandeses y un prodigioso atleta que había hecho dinero practicando el atletismo compró a la NFL por 2.500$, cantidad que acaba de ganar en unas carreras, una franquicia para su ciudad natal, Pittsburgh, una vez que las autoridades del estado de Pennsylvania eliminaron las limitaciones legales que prohibían que los domingos se pudieran jugar deportes profesionales. Los Steelers no nacieron como tales, sino como Pirates, igual que el equipo de baseball de la ciudad. No se puede decir que la historia de los Pirates en los primeros años fuera algo digno de mención, más bien lo contrario, era un equipo bastante lamentable y que acumulaba derrotas y temporadas perdedoras una tras otra. Unos años después Art Rooney cambiaría el nombre al equipos por su nombre actual, Steelers. Pittsburgh en los años 40 era la cuna del acero de los Estados Unidos.

 

Tampoco era un equipo que atrajera mucho público, cansado de la poca asistencia y de las pérdidas acumuladas Rooney vendió el equipo a un millonario, Alexis Thompson, y con el dinero que sacó de la venta compró la mitad de los Philadelphia Eagles de su buen amigo Bert Bell, el que más tarde sería Comisionado de la NFL e inventor del draft universitario. Tampoco con los Philadelphia Eagles le fue mucho mejor. Art Rooney deseaba volver a Pittsburgh y en 1941 intercambió franquicias con Alexis Thompson, los Eagles se fueron a Pittsburgh y se renombraron los Steelers, heredando los records e historia de la franquicia allí creada y los Steelers se fueron a Philadelphia heredando todos los records y marcas de aquella franquicia.

 

También la historia de los Packers es cuando menos curiosa. Los Packers son la 3ª franquicia más antigua de la NFL aunque no son miembros de honor de la NFL, llegaron un año después, cuando Curly Lambeau solicitó su ingreso en la recién nacida liga, que en aquel entonces ávida de ampliar el número de equipos aceptaba a cualquier equipos que pagara la franquicia de entrada, entonces establecida en apenas 100$. Los Packers nacieron antes de entrar en la NFL, en 1919, pero el equipo era una ruina económica, incapaz de pagar los salarios de su plantilla ante la falta de asistencia de público (el mal tiempo característico de Green Bay no invitaba a pasar las mañanas viendo football), el equipo iba directo a la disolución, sin embargo Lambeau se le ocurrió una idea, hacer una colecta entre los aficionados del equipo y dejar que el equipo no tuviera un propietario, sino que fuera propietario todo ciudadano que quisiera serlo, y así nacieron los Packers. Casi 100 años después sigue siendo el único equipo que no es propiedad de un dueño sino que es propiedad de cientos de ciudadanos, en estos momentos cuenta con mas de 100.000 accionistas y existen topes legales de porcentajes de propiedad con el fin de asegurar que nunca el equipo pasará a manos de un solo propietario, en todo caso el valor es casi incalculable. Los Packers son de hecho la única franquicia que tiene imposible moverse de su ciudad y que nunca ha cambiado de nombre, no pertenecen a un dueño que puede mañana cansarse de una ciudad y llevar el equipo a Los Angeles, sino que es un equipo que está indisolublemente unido a una ciudad, Green Bay, aunque los Packers jugaron en el pasado algunos partidos en Milwaukee para ampliar su base de seguidores. Hoy en día nada de eso es necesario, la popularidad del equipo es tal que hay listas de espera para varios años para poder asistir en directo a un partido de los Packers en Green Bay en el mítico Lambeau Field.

 

Con los años ambas franquicias han ido ganando en solera y ahora mismo son dos de las franquicias más respetadas y veneradas de toda la NFL. Ambas representan un “savoir faire” sin igual en la NFL. Tienen un peso específico muy por encima de otras franquicias más poderosas económicamente como pueden ser Washington, New England, Dallas o New York. La familia Rooney, todavía propietaria de los Steelers, tiene un enorme influencia en la liga por la cantidad de años que llevan y son parte fundamental de la actual existencia de la NFL. Cuando la antigua NFL y la desaparecida AFL negociaban la fusión el gran problema que surgió era como se iba a dividir la liga tras la fusión, la AFL tenía menos equipos que la NFL y era necesario que equipos pasaran a la otra para que igualaran ambas franquicias en número de equipos. Pero nadie de la NFL estaba dispuesta a dar ese paso, dejar la NFL, que pasaba a renombrarse NFC e integrarse en la AFL, ahora renombrada AFC.

 

Fue Art Rooney el que dio el paso tras una encerrona planificada por Pete Rozelle, que metió a todos los propietarios en un salón de un hotel sin intención de dejarlos salir hasta alcanzar un acuerdo. Art Rooney pudo convencer a Art Moddel, dueño de los Cleveland Browns, franquicia que se había incorporado a la NFL en los 50 junto a los San Francisco 49ers tras absorber la NFL a otra liga anterior, para que se pasara con ella a la nueva conferencia. El equipo que acabaría cerrando el traspaso de equipos serían los Baltimore Colts, mas tarde los Indianapolis Colts. Aquello le valió a Art Rooney el respeto de todos los propietarios y siempre que en la NFL hay que tomar decisiones difíciles o problemáticas la posición que puedan adoptar los Rooney es fundamental, incluso propietarios tan díscolos como Jerry Jones o Daniel Snyder suelen tener en consideración la opinión de la familia Rooney, conscientes del enorme peso e influencia que aún mantienen en la liga.

 

Los Packers al tener un sistema de propiedad tan diferente al resto de los equipos no han tenido tanto peso en la las reuniones de propietarios. Quien asiste es el Presidente del equipo que es elegido por los cientos de propietarios del mismo. Su papel es el mismo que el de una compañía que cotiza en bolsa, representa los intereses de sus accionistas y puede ser destituido o cesado si no actúa en beneficio del equipo, por eso los Packers no han tenido tanta influencia. Pero el papel que tienen los Packers en la liga es incuestionable por otro hecho, cuando la NFL ya es un negocio en ciernes, atrae a cientos de espectadores, llena campos y las TV son parte del negocio la peculiaridad de los Packers es la que hizo posible la famosa frase de “Any Given Sunday”.

 

Los ingresos de los equipos en un primer momento llegaban exclusivamente de las taquillas, estas se repartían entre el equipo local y visitante en un porcentaje del 60-40. Pero con la popularidad de la NFL empezaron a llover ingresos de otras fuentes, las principales el “merchandising” y los derechos de TV. Desde un primer momento ambas fuentes de ingresos estaban controladas con mano de hierro por la liga y el problema era el reparto de los mismos. Equipos de grandes ciudades como New York o Chicago eran los que más vendían y cuyos derechos de TV más cotizaban, eran los equipos más populares de la época y encuadrados en las grandes urbes. Si se hubieran repartidos los ingresos en función del peso de los equipos los más pequeños estaban condenados a morir. Para una población como Green Bay, con apenas 100.000 habitantes le resultaba imposible competir con los equipos de las grandes ciudades.

 

Pete Rozelle decidió que si querían una liga competitiva la única posibilidad pasaba por repartir los ingresos por igual entre todos los equipos, lo contrario condenaba a los equipos más pequeños a desaparecer, siendo el caso mas clamoroso el de Green Bay y el que Pete Rozell no dudó en utilizar como ejemplo. Cuando los propietarios de las grandes franquicias acordaron plegarse a los postulados de Pete Rozelle nacería la famosa frase para el resto de los tiempos y de paso se aseguraba la existencia de la que era una de las franquicias mas antiguas de toda la NFL y con un historial envidiable.

 

Pero contribuciones históricas al margen, ambos equipos, Packers y Steelers, se han caracterizado por una forma de hacer equipo muy característica, sobre todo en los tiempos más modernos, y los dos equipos se han adaptado a la perfección a los nuevos tiempos de la era de la agencia libre y el límite salarial.

 

Ambos equipos se caracterizan por ser de los más convencidos a la hora de construir por la vía del draft, y no optar nunca por grandes jugadores en el mercado de la agencia libre salvo raras excepciones, aunque en el caso de los Packers esto pueda incluso resultar hasta cierto punto contradictorio. Los Packers vivieron sus años de gloria hace mucho tiempo, pero en los años 70 y 80 fueron una franquicia sin rumbo ni grandes jugadores, seguían siendo un equipo muy popular, pero no eran un equipo competitivo. Desde que Vince Lombardi dejó el equipo, no habían vuelto a levantar cabeza. Por el contrario los Steelers se hicieron fuertes en los 70 cuando ganaron sus primeras cuatro Superbowls detrás de aquel equipo que popularizó la Steel Curtain.

 

Con la llegada de la agencia libre los jugadores eran libres de irse a cualquier equipo una vez vencido los contratos que les unía con los equipos que les habían elegido en el draft. Antes de los 90 ello resultaba casi imposible, un jugador era elegido por un equipo y ya se podía preparar a morir en aquel equipo. La agencia libre podía suponer un peligro para Green Bay, un equipo pequeño al norte del estado de Wisconsin donde en invierno jugar al football sólo es apto para héroes, la posibilidad de que Green Bay pudiera atraer agentes libres era remota, se pensaba que todos volarían a otros equipos mas grandes y con mejores climas pese a la existencia del techo salarial. Sin embargo el primero que pegó fuerte, y de que manera, en la Agencia Libre fueron los Green Bay Packers. El entonces gerente del equipo, Ron Wolf, apostó por Reggie White, el primer gran agente libre de la historia. Reggie White era ya un icono defensivo en Philadelphia y fue de los primeros jugadores que se benefició de la medida, podía marcharse al equipo que quisiera. Reggie White sorprendió a propios y extraños cuando decide marchar a Green Bay y unirse al proyecto de Ron Wolf, el mismo que antes había fichado a Mike Holmgrem y haría un traspaso por un tal Brett Favre, un jugador elegido en 2ª ronda el año anterior y que chupaba banquillo en Atlanta. El resto es historia, los Packers volverían dos veces a la Superbowl, ganando la primera de ellas y jugando una de las finales más memorables en la segunda, ambas consecutivas. Green Bay desde entonces se ha mantenido entre los equipos mas competitivos y pese a que no es un pescador habitual en la agencia libre, no es un equipo al que nadie desea ir, todo lo contrario, Green Bay puede ofrecer a sus jugadores uno de los destinos más atractivos de toda la NFL con unas magníficas instalaciones, un gran estadio con un inmejorable ambiente y la posibilidad de ser un equipo competitivo casi todos los años.

 

Pittsburgh desde los inicios de la agencia libre nunca ha creído ni ha apostado por la agencia libre. El camino de los Steelers para construir sus equipos ha sido siempre el draft y año tras año apuestan por ello y por algun trade puntual, caso de Jerome Bettis, pero no se puede contar casos de grandes agentes libres que hayan apostado por los Steelers. Los Rooney no pagan mas allá de lo que ellos creen que deben pagar y si un jugador decide apostar por las aguas de la agencia libre lo dejan irse con total tranquilidad, incluso cuando intuyen que un jugador va a pedir una millonada a punto de convertirse en agente libre prefieren optar por traspasarlo y sacar al menos una elección de draft con el que construir el equipo a futuro. Los Steelers no gastan ni un solo dólar de más en jugadores que no estén dispuestos a aceptar la filosofía del equipo y el gran trabajo de su departamento de scouting les permite cada año ir reemplazando las piezas por vía del draft.

 

Y eso es lo que vamos a tener el próximo domingo, dos equipos que son una forma de hacer equipo, a la antigua usanza, con el draft, eligiendo jugadores, dándoles su tiempo para que se terminen de formar. Este sistema puede tardar en dar resultados, depende muchas veces de las camadas de jugadores que cada año entran en el equipo, también se necesita estabilidad en el staff técnico, no se le puede exigir al Head Coach que todos los años meta al equipo en los playoffs, podrá haber años en que ello se consiga, podrá otros en que la meta quede lejos, pero lo que sí es cierto es que no son equipos que un año terminen en el pozo de la clasificación.

 

Ambos equipos tienen cubierto el puesto de QB via draft. Los Steelers apostaron bajo Bill Cohwer por un QB atípico como Ben Roethlisberger, que con el tiempo se ha convertido en una de las piezas fundamentales del equipo y en uno de sus líderes. Los Steelers pueden ganar sin Big Ben como han demostrado cada año, pero la presencia de Big Ben es un valor añadido al ataque, es la pieza que les permite optar a ganar ese algo más. Roethlisberger no es el prototipo de QB, tampoco está dotado de las excelencias de otros QB y técnicamente deja mucho que desear, pero es un líder y un ganador que pone el 100% de su capacidad física y mental. De Ben Roethlisberger se pueden criticar muchas cosas, sobre todo fuera del campo donde ha dado muestras de una preocupante inmadurez, pero en el campo es un jugador que lo da todo y juega lesionado, cojo y medio muerto si es necesario, nunca escapa a los golpes y siempre cree en sus posibilidades de remontar un partido. Aaron Rodgers por el contrario es el prototipo de QB del futuro, rápido, móvil, con muy buena lecturas y dotado de un brazo extraordinario que le permite hacer absolutamente todos los lanzamientos del manual. La diferencia entre Rodgers y Roethlisberger es que mientras el segundo ha sido de la partida casi desde que aterrizó en la liga, Rodgers estuvo unos años tirando de tablilla hasta que le llegó el turno de suceder a la leyenda Brett Favre. A Aaron Rodgers aún le queda mucho camino por andar pero lo que sí ha demostrado es ser un heredero a la altura de Brett Favre. Los Packers son de esos equipos que pueden presumir de haber sabido lograr la transición entre un QB de leyenda con su sustituto, otros equipos por el contrario aún están en busca de su heredero.

 

También ambos equipos son muy físicos, de hechuras muy diferentes a las de los finalistas del año pasado,. Los Steelers hacen de su football físico y poderoso su mejor señal de identidad, pero los Packers no se quedan detrás y cuando tienen que ser duros y físicos es otro equipo que también pega de lo lindo. Se espera que el partido tenga muchísimo juego subterráneo en las trincheras y que los defensas no se anden con muchas contemplaciones. Roger Goddell seguramente se le puedan revolver las tripas con algunos de los golpes que se podrán ver, pero el football es eso, golpes, dolor, sufrimiento, y no la pachanga que se pudo ver el año pasado donde dos equipos cortados por un mismo patrón practicaron un partido de video consola.

 

Espero sinceramente que este partido sea la oportunidad del football de congraciarse con lo que siempre ha sido este deporte y no veamos el clásico correcalles en el que se han transformado muchos partidos. Los Pittsburgh Steelers y los Green Bay Packers además de su antigüedad, representan ambos una forma de hacer las cosas que la NFL necesita que los demás equipos copien, como es apostar por el draft, apostar por un entrenador y su equipo de asistentes, dejarles tiempo para hacer las cosas, tener paciencia y sobre todo saber que lo mismo que vendrán años buenos vendrán años malos, pero eso solo está al alcance de aficiones tan venerables como las de estos equipos, aficionados que saben como es el negocio del football y que al primer contrapié no están pidiendo a gritos la cabeza del Head Coach, o un cambio en el puesto del QB.

 

La lástima es que no puedan ganar ambos equipos. El domingo uno de ellos deberá ganar y alzarse con el Lombardi Trophy y de paso lanzar un mensaje a los restantes propietarios de la liga de cómo se deben hacer las cosas. Yo al menos espero que nos podamos encontrar con una gran noche, no sólo por la canción que cantarán los Black Eyed Peas y su célebrte “Tonight is gonna be….”, sino por que la NFL tiene la oportunidad de que los dos equipos que mejor representan la esencia del football sean los protagonistas de la que puede ser una noche memorable.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.