w5: Soy minerooo…

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… y templé mi corazón con pico y barrena…, cantaba Antonio Molina hace más de medio siglo, … Soy minero, y con caña, vino y ron me quito las penas.

 

La afición minera entre la que, no voy a ocultarlo, me incluyo vamos a necesitar mucha caña, vino y ron para quitarnos las penas. El batacazo de los San Francisco 49ers (0-5) en esta temporada es histórico en la NFL. No es que tengamos un equipo que nos hiciera candidatos a disputar la Super Bowl, pero como los dentistas y el flúor, 9 de cada 10 analistas, por lo menos, nos colocaban en los playoffs con el título de la NFC Oeste en el bolsillo.

 

No puede haber una afición más frustrada en estos momentos (entiendo que la de los Bills se encuentra ya resignada). Hay que remontarse a 1979 para encontrar a los 49ers con un récord tan decepcionante. Era la primera temporada de Bill Walsh a los mandos del equipo. Pero de la mano del Hall of Famer llegaron las estrellas (Joe Montana, Ronnie Lott, Charles Haley, Jerry Rice, o Steve Young) y los trofeos Lombardi (81, 84 y 88) en una década de los 80 gloriosa.

 

La mayoría de los que descubrimos entonces la NFL nos hicimos seguidores de los 49ers. Lo tenían todo. Un gran head coach, «The Genius», grandes estrellas dentro y fuera del campo, que caían bien. Nunca te defraudaban en una Super Bowl. Y representaban a una de las ciudades más bonitas y cosmopolitas de los U.S.A. En los años 80 nos dieron muchas alegrías y los éxitos continuaron en la década de los 90, a pesar de que primero los Cowboys y luego Favre y los Packers nos daban disgustos repetidamente.

 

Las dos últimas alegrías que recuerdo son la recepción «in extremis» de Terrell Owens, cuando aún no se llamaba T.O., y que dio la vuelta a falta de 8 segundos a un marcador que había puesto Favre en franquicia al filo de two minutes warninig en los wildcards de 1998, y la increíble remontada de 25 puntos frente a los Giants en los wildcards de 2002, en donde remontamos un 38-14 en los últimos 17 minutos.

 

Desde entonces, los aficionados mineros (hay que recordar a los aficionados neófitos que el nombre de 49ers hace alusión a la Fiebre del Oro de 1849, cuando miles de aventureros llegaron a las montañas del norte de California en busca del preciado metal) no hemos tenido ningún motivo para la alegría. Han sido 7 campañas sin volver a jugar en postemporada (6 con récord negativo y uno igualado). Distintos head coaches, un offensive coordinator cada campaña y malos drafts con un punto crítico, la elección de Alex Smith en detrimento de Aaron Rodgers con el pick #1 en el draft de 2005.

 

Este año era el que debía suponer un punto de inflexión en nuestra trayectoria después de un prometedor final de temporada pasada en la que se evitó el 7º record negativo consecutivo. El equipo estaba bien formado a ambos lados del balón. Una buena defensa, un completo cuerpo de receptores, corredores y una OL en la que se habían invertido muchas rondas altas del draft. La única laguna era un QB sospechoso. Además sus rivales divisionales se encontraban en procesos de reconstrucción/remodelación, si no de autodestrucción. Pero claro, luego resulta que la defensa no es tan expeditiva, que el ataque no sólo no funciona sino que tiene tendencia a perder balones y, lo que es peor, que desde la banda se ofrece un compendio de confusión, mala organización y pésima gestión del equipo. Y así nos encontramos con un 0-5 en estos momentos.

 

El Sunday Night Football era el momento de darle la vuleta a la temporada. Los Philadelphia Eagles (3-2) llegaban plagados de lesiones, incluida la de Michael Vick, y fueron perdiendo a jugadores importantes en el transcurso del partido. Pero todo eso da igual si tu enemigo eres tú mismo. A los Eagles les bastó un magnífico partido de LeSean McCoy (18 acarreos, 92 yardas, TD, más otras 46 en 5 recepciones ¡con una costilla rota!) y un Kevin Kolb (21/31, 253 yardas, TD, fumble perdido) correcto para llevarse la victoria.

 

Los 49ers repitieron el partido del Georgia Dome. Un drive inicial perfecto, con 4/4 para Smith, culminado con un pase de TD a Michael Crabtree (9 rececpiones, 105 yardas). A partir de ahí, lo de siempre. Una defensa insuficiente, un juego de carrera poco dominante (58 yardas en 19 acarreos), múltiples y variados tipos de faltas y una tendencia patológica a perder el balón. Smith perdio 3 (dos picks y un absurdo y matador fumble) y el manitas de Frank Gore otros dos.

 

El partido se fue al garete. Con todo, después de la reprimenda que se llevó Smith en la banda por parte de un cada vez más perdido Mike Singletary, tras un absurdo fumble que puede ser el clavo que cierre el ataúd de la carrera del QB (retornado 52 yardas para TD por Quintin Mikell), los locales estuvieron a punto de completar «la heroica». «Pásale el p… balón a Vernon Davis» parecía gritar Singletary a Smith, y éste lo hizo. Completó dos perfectos drives culminados con sendos pases de TD a Davis y a Gore, pero le faltó un 3º, en el último minuto y medio, que terminó en otra intercepción.

 

En resumen. Un desastre. Sólo el patético nivel de la NFC Worst les puede dar opciones aún.

 

LEGION DE DESHEREDADOS

Si lo de los 49ers es frustración por venirse abajo la ilusión, lo de los Buffalo Bills (0-5) es desesperanza rayando en la apatía. Aún es pronto para hablar de temporadas funestas, pero los maltratados aficionados del norte de NY tenían marcada en el calendario la visita de los Jacksonville Jaguars (3-2) como una de las opciones más factibles de estrenarse esta temporada.

 

Cuando juegas en Buffalo contra un equipo de Florida, te pones 10 arriba en el marcador después de que los rivales comentan sendos turnovers en sus dos primeros drives, tu QB tiene un día estupendo con 20/30 pases para 220 yardas y 3 TD, no cometes ningún turnover, y aún así pierdes el partido por dos anotaciones es que tienes un serio problema. No es de extrañar por tanto el récord de los Bills. Es la 4ª vez que comienzan así, pero sólo la 1ª desde 1985.

 

Los Bills llevan 4 partidos consecutivos encajando más de 30 puntos, por 1ª vez en su historia. La defensa brilla por su ausencia, y eso facilitó la remontada de los de David Garrard (16/20, 178 yardas, 3 TD, dos de ellos para Marcedes Lewis). Maurice Jones-Drew contó con la colaboración de rookie Deji Karim después de que se lesionara una muñeca. Entre ambos sumaron 154 yardas en 34 acarreos. Son las grandes lagunas de la defensa de los Bills, la carrera y los TE. Por su parte, Josh Scobee sigue en racha. Después de derrotar a los Colts el domingo pasado, igualó su récord personal con 5/5 FG convertidos, el más largo de 49 yardas.

 

Lo de los Carolina Panthers (0-5) no es mucho mejor. Los Chicago Bears (4-1) se presentaban con el jornalero Todd Collins a los mandos, con Jay Cutler convaleciente aún, y si el QB rival tiene unos números de ¡6 pases completados de 16, para 32 yardas, 0 TD y 4 intercepciones! y pierdes el partido por tres anotaciones es que tienes un problema tan grande como el de los Bills. Los Bears corrieron en 41 ocasiones y las 166 yardas y 2 TD de Matt Forte fueron más que suficientes para superar el imprrductivo ataque rival. Al final del 1º cuarto ya llevaban 14 puntos de ventaja y la verdad es que se podían haber ahorrado los otros tres.

 

Poco hacía falta para contrarrestar el peor ataque de la liga. Sin Steve Smith, el rookie Jimmy Clausen (9/22, 61 yardas, pick) también tenía a rookies como primeros receptores, y se ve que la cosa no funciona. Matt Moore sustituyó a Clausen sin mejor fortuna (5/10, 35 yardas, 2 picks). Los Panthers corrieron en 23 ocasiones para 85 yardas y en 39 jugadas de pase lograron 62 yardas netas, 5 sacks y 3 turnovers. Lo que no se entiende por qué John Fox hace pasar más que correr a su equipo.

 

Fue un día especial para Julius Peppers, quien no sólo pasó 8 temporadas en Charlotte, sino que es natural de Carolina del Norte y disputó su carrera colegial con los Tar Heels de North Carolina. Fue abucheado por la parroquia local, al contrario de lo que pasó con McNabb el domingo pasado en Philadelphia, pero el DE disfrutó de su visita bloqueando e interceptando en la caída un pase de Clausen.

 

Donde están contentos es en la Motown. Los Detroit Lions (1-4) llevaban muchos partidos llamando a la puerte de la victoria, a pesar de sus lesiones en jugadores claves, y no desaprovecharon la visita del equipo más templado de la NFC Oeste (no se puede llamar caliente a ninguno en la división), St. Louis Rams (2-3), para desquitarse con una paliza soberana.

 

No pudimos tener un duelo entre los primeros picks de los últimos dos drafts, pero bastó con Shaun Hill (21/32, 227 yardas, 3 TD) para ganar por goleada a Sam Bradford (23/45, 215 yardas, 2 picks). Hill repartió el balón entre todos sus receptores, el rookie Jahvid Best sumó 104 yardas desde el scrimmage en 22 toques de balón, Jason Hanson estuvo perfecto en sus 3 FG, la defensa anotó en el retorno de una intercepción y hasta los equipos especiales se sumaron a la fiesta con un TD de retorno de kickoff de 105 yardas por parte de Stefan Logan, que igualó el récord de la franquicia. ¡Una fiesta total! Los Rams estuvieron horribles y además perdieron a Mark Clayton para el resto de la temporada.

 

Los Lions rompen con una racha de 10 derrotas consecutivas. No habían ganado un partido desde hace casi 11 meses. Llevaban 3 victorias en sus últimos 44 partidos. Ahora deben mirar para adelante y romper otra racha ominosa, la de derrotas consecutivas como visitante.

 

MALDICIONES, HABERLAS HAYLAS

Los dos últimos equipos en coger las vacaciones la pasada temporada están sujetos a sendas maldiciones. Ambos, con un 3-2 en su casillero, están lejos de su mejor forma y muy lejos de cuando representaron a sus respectivas conferencias en la Super Bowl XLIV.

 

Los New Orleans Saints (3-2) están bajo la maldición de la NFC Sur, la división donde nadie repite título. Drew Brees, además, tiene la suya particular, la «Madden Curse». Es seguramente la principal causa del flojo nivel del equipo y del QB en particular, aunque siempre habrá mentes racionales que encuentren otras razones como las lesiones de sus corredores o la falta de tensión en el equipo después de haber ganado la pasada Super Bowl. Sin apenas juego de carrera por las lesiones de Reggie Bush y Pierre Thomas (más pruebas de la maldición), Brees hizo uno de sus peores partidos con los Saints, siendo interceptado en tres ocasiones, la última retornada para TD por uno de esos jugadores egoistas y poco inteligentes que pueblan los campos de football, Dominique Rodgers-Cromartie, quien arriesgó la victoria de los Arizona Cardinals (3-2) caracolenado en su retorno en lugar de hincar la rodilla.

 

Y eso no fue todo. Los Saints se adelantaron 10-0 en el marcador. Jugaban contra un QB undrafted rookie, Max Hall, que apenas completó 17 de los 27 pases que lanzó, para 168 yardas y un pick, y contra un juego de carrera que sólo sumó 41 yardas en 24 acarreos. Y perdieron. Sólo puede ser debido a la maldición. Los Cards estarán contentos con la victoria, pero el único que anotó un TD ofensivo fue ¡el tackle izquierdo Levi Brown!, al recuperar uno de los dos fumbles de Hall. La defensa anotó en dos ocasiones, la otra fue un retorno de fumble. Y aún hay más, después de despedir a Garrett Hartley, Sean Payton vio como el veterano John Carney también falló un FG de 29 yardas. Ahora también está despedido. ¡Nadie escapa a la maldición!

 

Los Indianapolis Colts (3-2) arrastran la maldición del perdedor de la Super Bowl. En este siglo, todos los que perdieron la SB faltaron a la siguiente cita con los playoffs, salvo los Seahawks de 2006, que transfirieron su maldición a los Steelers, campeones bajo sospecha de aquella edición, y los Cards del año pasado, pero juegan en la NFC Worst y no cuentan. Es tan fuerte la maldición que los Pats de 2008 se quedaron fuera con un 11-5. Este año los Colts también podrían transferir su maldición a los Saints, porque los campeones seguro que van a sucumbir a las suyas, pero creo que esta vez se apean de su racha de 7 temporadas con una docena de victorias en temporada regular. Otra cosa será que lleguen o no a los playoffs, complicados en una AFC Sur en la que los 4 equipos están empatados con 3-2.

 

El domingo Peyton Manning se enfrentó a una defensa de Romeo Crennel. Debe ser su peor pesadilla. Se quedó sin lanzar un pase de TD y fue interceptado en un claro pase errado. Estuvo impreciso (26/44, 244 yardas) y el ataque no funcionó como es habitual en el Lucas Oil Field. Pero tuvo la suerte de que los Kansas City Chiefs (3-1) llevan una racha de 1-10 contra los Colts y no se creyeron que podían ganar. Todd Haley apostó fuerte, empezando el partido con un onside kick y jugándose un temprano 4º down, pero en ambos casos no estuvieron acertados. Peor fue lo de Dwayne Bowe, que dejó caer demasiados balones, uno de ellos clamoroso en la end zone. También hay que reconocer que la defensa local estuvo más entonada, frenando las acometidas de Mr. Inside (Thomas Jones) & Mr. Outside (Jamaal Charles) (106 yardas de carrera entre los dos).

 

Pero lo cierto es que no es fácil ganar a los Colts en casa. Levan 17 victorias consecutivas cuando Manning termina el partdo, es decir, cuando no lo regalan. Con un marcador apretado, sin que ninguno de los dos equipos hubiera pisado la endzone (chutaron 4 FG cada uno, con ventaja para Adam Vinatieri por 4 a 3), Manning dirigió su mejor drive. Se comió más de 5 minutos del 4º cuarto, convirtió dos cruciales 3º downs y, a falta del lesionado Joseph Addai, liquidó el drive y el partido con un draw de 11 yardas para TD de Mike Hart.

 

Los Colts siguen en la pomada y la NFL se queda sin invictos con récord de 4-0 por primera vez desde 1970. No hay equipos que dominen y, por el contrario sí mucha igualdad.

 

VIDAS PARALELAS

Seguimos con las vidas paralelas de los cincuentones. Siguen manteninedo el mismo paralelismo. Su situación, al borde del precipicio, y lo que implica el enfrentamiento de la próxima jornada ya lo glosa perfectamente mi compeñero de columna José Villelabeitia, por lo que no voy a insistir más. El próximo domingo, estas vidas gemelas se cruzarán y sus cursos vitales tomarán ya distinto rumbo. Este es, por tanto, el último capítulo de las Vidas Paralelas.

 

 

Los Dallas Cowboys (1-3) siguen siendo sus peores enemigos. No se puede decir que estén jugando mal, sobre todo en ataque, pero la inconsistencia y los errores volvieron a pasarles factura. El domingo tenían enfrente a un equipo con oficio, los Tennessee Titans (3-2), que además están en una racha de 11 victorias consecutivas contra equipos de la NFC, y siempre fueron a remolque en el marcador.

 

Tony Romo volvió a mover el balón (31/46, 406 yardas, récord personal, 3 TD), pero también fue interceptado en tres ocasiones. Consiguió empatar el partido tres veces, pero entre picks, fallos clamorosos de la secundaria y faltas (12 en total), los Titans, con un buen partido de Vince Young (12/25, 173 yardas, 2 TD) y de Chris Johnson (19 acarreos, 131 yardas, 2 TD) de nuevo, volvieron siempre a adelantarse.

 

Lo peor llegó a falta de 4:30 para el final, cuando el TD de Jason Witten ponía el 27 iguales en el gran Jerry-tron del Cowboys Stadium. Marc Colombo hizo un spike para celebrarlo, lo que acarreó 15 yardas de penalización. Vale que el reglamento de la «No Fun League» es cuestionable, pero es claro y no puedes otorgar 15 yardas a un retornador que anotó el domingo anterior. El resultado, un retorno del rookie Marc Mariani hasta la yarda 5 y un cómodo TD de Johnson, tres snaps después.

 

El ataque vaquero funciona. Sus números están entre los tres mejores de la liga y son muy superiores a los rivales a los que se ha enfrentado, pero falta disciplina e inteligencia en el campo. Todas las miradas se dirigen hacia Wade Phillips, que ha perdido sus tres partidos siguientes a un bye en Dallas, algo que no dice nada bueno.

 

Los Minnesota Vikings (1-3) tienen otros problemas, como han sido las lesiones y la falta de puesta a punto de Brett Favre, pero pueden tener un futuro más claro si ganan a los Boys en el Metrodome, donde son más fuertes, el domingo que viene. El retorno de Randy Moss y la evolución de Favre van a ser los catalizadores de la recuperación.

 

El del lunes fue el partido de la jornada, sin duda. Allá donde está Favre están los focos, ya sea por sus devaneos fuera del campo o por la esperada conexión Favre-Moss. No sé si la jugada inicial estaba así diseñada, buscando rizar el rizo con una conexión Moss-Favre, o fue una improvisación del #4, porque los entrenadores o un jugador con 289 titularidades deberían saber que un QB que recibe el snap tras el center es un receptor inelegible.

 

Pero enfrente tenían a uno de los mejores equipos de la liga, los New York Jets (4-1), que también tenían sus motivos de celebración como el fin de la sanción de Santonio Holmes (estuvo animoso pero se le notó «verde») y la recuperación de Darrelle RevisCalvin Pace. Los Jets dominaron bajo la inceante lluvia por completo a los Vikingos en la 1ª mitad. El mejor LaDainian Tomlinson de las últimas temporadas fue el motor del ataque. Corrió 94 yardas en 20 acarreos contra el muro de «los Williams» moviendo las cadenas y consiguiendo importantes primeros downs. La defensa sólo permitió una jugada en campo propio a los Vikes, 51 yardas ofensivas, 3 primeros downs, 0/5 en 3º down y 11 minutos y medio de posesión. Sólo la falta de acierto en las yardas finales de Mark Sanchez (21/44, 191 yardas) hizo que que el partido no se decidiera antes del descanso.

 

Pero los Vikings reaccionaron en la 2ª mitad y estuvieron a punto de llevarse el partido. Tuvimos un «Favre en estado puro». Por un lado alcanzó los milestones de 70.000 yardas de pase y 500 TD. Lanzó dos de los tres TD en situaciones de «3ª y 17» y «3ª y 19» (claro que los blitzes de los Jets ayudaron). Pero también se convirtió en el jugador que más fumbles ha cometido (162) en la historia de la NFL con los dos de ayer. Por su parte, Moss estuvo bien cubierto por Antonio Cromartie, en lugar de Revis. Sólo se le escapó en una ocasión, para un TD de 37 yardas. Al final, un equivocado play calling dejó a Favre 1:48 para remontar dos puntos, pero una itercepción retornada para TD por Dwight Lowery salvó a los Jets y evitó la remontada.

 

CHEERLEADER DE LA SEMANA

Por aclamación popular o por captar la atención del lector de manera fácil (táchese lo que no proceda), voy a seleccionar una cheerleader cada jornada para dar color a la victoria de alguno de los equipos locales en el fin de semana. Procuraré variar para dar entrada a una buena parte de las escuadras de la liga.

 

Empezaré por los  Washington Redskins (3-2), que dieron la vuelta a un marcador adverso en la prórroga gracias a otro FG de 33 yardas del rookie Graham Gano.

 

Los partidos se les están haciendo largos a los Green Bay Packers (3-2), que tienen un parcial de 14-42 en el 4º cuarto esta temporada. Esta vez, por lo menos, tiene la justificación de que la enfermería se iba llenando a medida que avanzaban los minutos de juego. La nómina de titulares lesionados en el partido es pavorosa: Aaron Rodgers (conmoción, duda para la próxima jornada), Jermichael Finley (probablemenre para el resto de la temporada), Frank Zombo y Derrick Martin (rodilla), Clay Matthews (abductores), Ryan Pickett (tobillo), Donald Lee (hombro).

 

Los Packers llegaron al 4º cuarto con 10 puntos de ventaja, aunque Rodgers (27/46, 293 yardas, TD) fue maltratado por la agresiva defensa de Jim Haslett y el juego de carrera, obviando una escapada de Brandon Jackson de 71 yardas, era baldío. Tampoco la defensa quesera permitió lucirse a Donovan McNabb (26/49, 357 yardas, TD) y le endosó 5 sacks. Pero McNabb te la puede liar en cualquier momento y un pase de TD de 48 yardas al rookie Anthony Armstrong y un par de drives decentes, culminados con un FG de 45 yardas de Gano empataron el partido a falta de un minuto. Los Packers tuvieron la oportunidad de evitar la prórroga, pero el FG de 53 yardas de Mason Crosby se estrelló en el palo. Rodgers no ha ganado una prórroga en su carrera profesional y esta no fue una excepción. En el 3º drive se llevó una intercepción y un coscorrón en la misma jugada, y un par de interferencias en el pase despúes Gano dio el triiunfo a los locales, para alegría de esta bella cheerleader.

 

LONDON CALLING

A tres semanas vista, las perspectivas no mejoran. Por un lado ya hemos visto cómo están los 49ers. Por otro, los Denver Broncos (2-3) han vuelto al récord negativo.

 

Tampoco era de extrañar, nunca han ganado en Baltimore y el momento de forma de los locales no invitaba al optimismo. A los Baltimore Ravens (4-1) sólo les faltaba resucitar a Ray Rice. Ya estaban ganando con la defensa y con la aportación de sus WR Anquan Boldin y T.J. Houshmandzadeh, y se nos había olvidado la explosividad de Rice. Pues el domingo Joe Flacco (14/25, 196 yardas) se tomó unas vacaciones y los Ravens pasaron por encima de los Broncos con el juego de carrera. Rice sumó 133 yardas y 2 TD en 27 acarreos, y Willis McGahee colaboró con otras 67 y otro TD en sus 10 carreras. Hasta Flacco anotó corriendo.

 

En defensa, sólo permitieron 39 yardas de carerrera y los Broncos no cruzaron la línea de medio campo hasta un minuto antes del descanso. Kyle Orton (23/38, 314 yardas) sigue su escalada  entre los «top passer» de la liga y tuvo sus highlights en sendos pases de TD de 42 y 44 yardas a Brandon Lloyd, pero sólo sirvireron para eso, para rellenar los highlights y seguir con su racha de 4 partidos consecutivos por encima de las 300 yardas de pase.

 

Los Broncos van a pelear en Londres por no ser colistas en su división. Los 49ers aunque lleven «una manita» en contra, tal y como está la NFC aún pueden aspirar a todo. No es descabellado que puedan ganar aún su división, y en playoffs todo puede pasar. Podrían hasta representar a la conferencia en la Super Bowl, estuvieron a punto de ganar en el Georgia Dome al mejor, o sea que… P.D. Sí. Me estoy dejando llevar por el optimismo.

 

TWO MINUTES WARNING

El tiempo apremia. Ya me he enrollado bastante. Toca resumir el resto de la jornada en un «Two Minutes Drill».

Los New York Giants (3-2) volvieron a aplicar la fórmula con la que asfaltaron a Cutler el domingo pasado y Justin Tuck y Osi Umenyiora sumaron otros 3 sacks y forzaron dos fumbles a un pobre Matt Schaub, que completó menos de la mitad de los 34 pases que lanzó y fue interceptado en una ocasión. La defensa tampoco tuvo problemas en frenar a Arian Foster, que apenas sumó 25 yardas en 11 acarreos.

 

Eli Manning, a pesar de que fue interceptado en dos ocasiones, supo aprovecharse de la peor defensa aérea de la liga y se acercó a las 300 yardas de pase, con 3 TD, dos de ellos para Hakeem Nicks (12 recepciones, 130 yardas). Los Houston Texans (3-2), recuperaron al sancionado Brian Cushing, pero van a necesitar más contundencia para sobrevivir en una división tan fuerte, en la que todos sus miembros tienen récord positivo.

 

Los Oakland Raiders (2-3) están de enhorabuena, no todos los domingos se derrota a los San Diego Chargers (2-3), de hecho, hacía 7 años (13 partidos) que no lo lograban. Para eso contaron con una especie de spread, ya que se pusieron 12-0 en el 1º cuarto gracias a los equipos especiales, que bloquearon sendos punts en los dos primeros drives de los Chargers, uno para Safety y otro para TD. ¡Increíble!

 

No sé cómo han ofendido los Chargers a los dioses del football, pero lo cierto es que los tienen crucificados. Después de dos punts bloqueados, los Chargers cometieron sendos fumbles en los dos siguietes drives, en la yarda 1 y 14 de los Raiders. Nadie ha tenido en la historia del football un cuarto tan adverso. A pesar de todo, Philiph Rivers, nuestro Sísifo particular, llevó a los suyos a ponerse 9 puntos arriba en el marcador en el 3º cuarto con sus 27/42 para ¡431 yardas! y 2 TD. Malcom Floyd se fue hasta las 231 yardas, con un TD en sus 8 recepciones, mientras que Antonio Gates sumó otras 95 y otro TD con 5 balones atrapados.

 

Pero no fue suficiente. Un preciso Jason Campbell (13/18, 159 yardas, TD), que había sustituido a un inoperante Bruce Gradkowski (1/7, 14 yardas) lesionado en un sack, y un activo Michael Bush (26 acarreos, 104 yardas, TD) dieron la vuelta al marcador. Con todo, los Chargers al final se derrotaron a sí mismos. Un punto por debajo y en FG range, Gates cometió el peor de los posibles holdings. Dos snaps después, Michael Huff le birló el balón a Rivers y Tyvon Branch lo retornó para TD. Fue casi como para una «Tuck rule», pero fue fumble. A los Chargers les ha mirado un tuerto.

 

Los Tampa Bay Buccaneers (3-1) aprovecharon bien el bye y llegaron frescos a Cincinnati. Josh Freeman completó 20/33 pases para 280 yardas, un TD y un pick. No es que fuera demoledor, pero su ataque superó al de los Cincinnati Bengals (2-3), y eso sí que es digno de mención. Los tigres no están nada fieros en defensa este año, pero un TD de «tweetero» Terrell Owens, (7 recepciones, 102 yardas), otro de Jermaine Gresham, y Cedric Benson moviendo las cadenas (23 acarreos, 144 yardas), dieron la vuelta a un marcador adverso.

 

Pero como dice la canción… y en esto llegó Carson Palmer, y se acabó la diversión, llegó el comandante y mando parar. Palmer, que ya parece no estar para esto, fue interceptado en dos ocasiones en los últimos 3 minutos del partido. Un TD y un FG dieron la vuleta al marcador y ponen la carrera de Palmer en entredicho.

 

Por último, los Atlanta Falcons (4-1) volvieron a ganar un partido con oficio. Bueno, con oficio… y porque se lesionó Seneca Wallace (11/15, 139 yardas, TD). Volvió Jake Delhomme y sólo completó 13 de los 23 pases que lanzó para apenas 97 yaryas y, por supuesto, fue interceptado en dos ocasiones- Roddy White (5 re epciones, 101 yardas, TD) y Michael Turner (19 acarreos, 140 yardas) hicieron buenos números, pero el héroe del partido fue el DE Koy Biermann, 3º DL del domingo que palmeó e interceptó acrobáticamente un pase, que además retornó 31 yardas para TD en un momento crucial del 4º cuarto.

 

Los Cleveland Browns (1-4) quedan a la espera de que alguno de los de abajo ganen algún partido para volver al Lockerómetro.

 

BYES DE LA SEMANA

A los Pittsburgh Steelers (3-1) les llega el bye en un buen momento. Van a tener una semana extra para que Ben Roethlisberger vaya entrando en sintonía con el equipo. El pasado lunes se reincorporó a la disciplina del equipo. Big Ben está mejor entrenando que golfeando por las calles. Eso está claro. New England Patriots (3-1) y Miami Dolphins (2-2) comparten descanso viendo como los Jets van a ser un enemigo duro de roer en la división. Por último, los Seattle Seahawks (2-2), equipo casero por excelencia, habrán disfrutado de un domingo de football en zapatillas en el salón de su casa. ¡Seguro!

 

 

Pueden ganar partidos pasado, corriendo o defendiendo. Un equipo completo.

Siguen en su línea, aunque sufrieron demasiado al final.

Ningún equipo de la NFC ofrece solidez suficiente para desbancarlos, ni los Falcons.

 

Han perdido una buena oportunidad para estrenarse. Les queda aún recibir a Lions y Browns.

Después del bye reciben a los 49ers. No les viene mal el calendario.

La visita de sus vecinos de la Bahía es su última oportunidad de enderezar el rumbo de un inicio de temporada nefasto.

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