Difícil creer algo, cuando una defensa está alerta

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Después de una actuación formidable en Tallahassee el anterior sábado, Oklahoma se olvidó de jugar en defensa ante Mizzou y poco más y le cuesta la histórica racha de victorias consecutivas en Norman (38 desde el 2006). La última vez que los Sooners se permitieron ir por detrás del marcador en su casa fue hace cuatro años, pero después de permitir 532 yardas totales y 24 primeros downs, es lo menos que debieron esperar los pupilos de Bob Stoops.


El potencial en defensa está ahí, sólo deben recuperar ese estándar. Pero quienes no se olvidan de imponer este apartado del juego son el resto de componentes del élite-3 del ranking; Alabama y LSU (la clase de la nación), quienes subyugaron a sus respectivos oponentes con ofensivas de alto octanaje. Los Tigers han conseguido, además, que los votantes del AP Poll reviertan sus intenciones y situarse así en lo más alto de los rankings.


A pesar de que ESPN había elegido el showdown de Morgantown como su encuentro de primetime el sábado noche, un servidor, en cambio, no consideraba que West Virginia fuese a dar excesivos problemas a unos Bayou Bengals que están demostrando ser un auténtico martillo y de ahí que la línea de apuestas en Las Vegas (-6) fuese sencillamente una “perita en dulce”. Incluso si me ponen sobre la mesa los estratosféricos números aéreos de Geno Smith (récord del programa para completaciones con 38, intentos con 65 y yardas de pase con 463) o la hostil atmósfera local, la realidad es que West Virginia nunca tuvo posibilidad alguna de competir por la victoria frente a unos Tigers de mayor talento, atletismo y mucho más experimentados.


La oportunista y física defensa de John Chavis liderada por un no menos “ventajista” Tyrann Mathieu, consiguieron big-plays en defensa justo en el instante que su equipo más lo necesitó, forzando un total de 4 turnovers (2 convertidos en anotaciones) y de los cuales otros 2 fueron intercepciones sobre Geno Smith, quien solamente había lanzado una en toda la temporada. Mathieu forzaría y recuperaría un fumble, interceptaría un lanzamiento y se mostraría constantemente alrededor del balón, causando terror en el backfield rival toda la noche (además de fastidiar al cuerpo de receptores local con su constante trash-talk), pero cuando no fue Mathieu, sería su compañero en la secundaria Morris Claiborne, quien se encargaría del trabajo sucio y libraría una auténtica batalla con el wide-out Stedman Bailey, además de retornar un kick-off crucial para touchdown en el tercer cuarto.


La línea defensiva de LSU no disfrutó de su actuación más espectacular ni brillante después de impartir un auténtico clinic la anterior semana en Starkville, e incluso durante varios instantes del partido, la veterana línea ofensiva de WVU proporcionó tiempo suficiente a Geno Smith para mantenerse alto en el pocket y “escanear” el horizonte, pero siempre que los Mountaineers consiguieron poner en acción la nueva “up-tempo” offense de Dana Holgorsen (sumarían 533 yardas totales), los Bayou Bengals responderían con constantes big-plays, como sí los pupilos de Les Miles estuviesen jugando con las ilusiones de la parroquia de Morgantown. Clave sería el play-action de libro en situación corta de tercer down y en mitad del campo de Jarrett Lee para encontrar profundo al WR true-freshman Odell Beckham, así como la intercepción de Mathieu penetrando en el backfield y desviando el lanzamiento de Geno Smith sobre la línea de scrimmage, que sumaría otra nueva anotación con 26 segundos para finalizar la primera parte.


Una semana más, Jarrett Lee volvió a liderar ofensivamente la nave de los Tigers demostrando la madurez, competitividad y el comando que un ataque de esta naturaleza necesita, pero también lanzaría para 3 touchdowns de pase (igualando la mejor marca de su carrera) tomando todo aquello que la defensa de los Mountaineers le permitió (especialmente el CB Pat Miller), mientras que eliminó esa sensación generalizada de ser un quarterback extremadamente conservador, distribuyendo sus lanzamientos con autoridad y mostrando una técnica sorprendentemente refinada.


West Virginia conseguiría devolver la ilusión a la grada tras recuperar 14 puntos y situarse a únicamente 6 de diferencia en el tercer cuarto, después de que su “up-tempo” offense disfrutase de los mejores minutos de toda la noche y Geno Smith mostrase al mundo entero su poderoso brazo y compostura en el pocket, sin embargo, en el momento más inadecuado, la cobertura de equipos especiales de WVU hizo aguas, fallando varios placajes y Morris Claiborne lo aprovecharía para escaparse 99 yardas para touchdown y dejar el encuentro inalcanzable para los locales, eliminando cualquier atisbo de momentum (a partir de entonces LSU subiría al marcador 21 puntos incontestados). Quien tuviese dudas de si LSU acabaría echando en falta la marcha a la NFL de Patrick Peterson, creo que encontró la respuesta en Claiborne.


Además del control de balón y una sofocante defensa como impronta de un habitual gameplan, el punter Brad Wing volvió a demostrar que es otra de las claves del éxito actual de LSU, después de promediar 49 yardas en un total de 6 intentos y obligando a West Virginia a recorrer prácticamente la totalidad del campo en cada uno de sus drives. Los Mountaineers arrancarían 6 posesiones dentro de su yarda 15 (11 dentro de su yarda 20), mientras que no superarían la yarda 29 en cada una de sus series ofensivas. LSU, en cambio, promediaría su propia yarda 43, cerca de la línea divisoria del medio campo, mientras que los Tigers no arrancaron ninguna posesión dentro de su yarda 20. La diferencia evidentemente es notable.


Nadie en todo el país presenta mejor résumé que estos Tigers a día de hoy, después de salir de Baton Rouge y vencer a rivales ranqueados como Oregon, Mississippi State y West Virginia. Por lo tanto, los pupilos del «Mad-Hatter» consiguen modificar el ranking de Associated-Press esta semana y así destacarse en lo más alto del mismo (42 votos totales como No.1, por los 12 de Oklahoma o 5 de Alabama) después de aprovechar el carácter dominante de su defensa por enésima ocasión. Algo de lo que los Sooners (antiguo No.1) parecieron olvidarse en su «pseudo-colapso» ante Missouri en Norman.

 

CINCY METE MIEDO A LA BIG-EAST ANTE UNA AUDIENCIA NACIONAL

 

La Wolfpack es habitualmente uno de los conjuntos más difíciles de leer y comprender de toda el FBS. Nadie es capaz de saber que esperar de los pupilos de Tom O’Brien antes de que arranque la temporada. Incluso el pasado año, cuando multitud de analistas y publicaciones destacadas del país los consideraron como una selección obvia para la parte baja de la ACC (probablemente por la carencia de defensores experimentados), NC State estuvo cerca de disputar el titulo de conferencia después de finalizar segunda en la división Atlantic.

 

Este pasado jueves noche ante el black-out de la parroquia local, la Wolfpack volvería a las “andadas” en el primer viaje de la historia del programa a Cincinnati (NC State vencería en Raleigh la pasada temporada), mostrándose como un auténtico “pelele” y un rival muy mediocre ante unos Bearcats que recuperaron la explosividad y confianza de épocas mejores. Cincy disfrutó de la actuación más completa del reluciente régimen de Butch Jones, con la defensa experimentando un rol importante, en la línea de aquellas unidades que llevaron los dos títulos de la Big-East a la cuenca de Ohio.

 

NC State sencillamente no supo como contener la presión defensiva de Cincy (6 sacks y 3 turnovers), y sobre el otro lado del balón, la Wolfpack se vería también superada por la elusividad y dimensión del QB Zach Collaros (dos scrambles para TD y otros tantos lanzamientos aéreos), quien campó a sus anchas recordando a aquel eléctrico jugador de hace dos temporadas que sustituyó a Tony Pike y causaría constantes quebraderos de cabeza a diferentes coordinadores defensivos alrededor del país. Pero una línea defensiva de la Wolfpack ya con su diferente cúmulo de deficiencias físicas, sumaría más problemas después de que el tackle Brian Slay se lesionase la rodilla derecha en el segundo cuarto y con su reserva, AJ Ferguson, viéndose obligado a abandonar momentáneamente el encuentro con otro problema en idéntica rodilla.

 

La defensa de los Bearcats, después de sufrir en su carnes el ataque de alto octanaje de Tennessee en Rocky Top, demostraría su capacidad de playmaking tras retornar 1 fumble y 2 intercepciones para touchdown en la victoria ante Akron de la anterior semana y por segunda semana consecutiva, nuevamente la defensa de Cincy retornaría 2 intercepciones para touchdown en una tendencia que se está convirtiéndo en habitual durante la presente temporada (8 intercepciones en 4 partidos, además de liderar el país en turnovers forzados con 16, de las cuales anotarían 13).

 

GTU SUPERA EL SHOOTOUT DE LA COASTAL

 

Solamente ver la imagen de desesperación y resignación en la banda de Quinton Coples, a quien muchos le están proyectando desde ya como No.1 absoluto del próximo Draft de Abril, habla del nivel de sometimiento terrestre que los Yellow Jackets consiguieron infringir con su Triple-Option sobre el potente front-seven de North Carolina. Sin duda, este no fue el partido más bonito que alguna vez pudo imaginarse el estelar defensive-end. La Georgia Tech de Paul Johnson “cascó” 312 yardas terrestres durante más de 36 minutos de posesión y a los Tar Heels continúa atragantándosele sus visitas a la ciudad de Atlanta, donde no ganan desde 1996.

 

Por primera vez desde 1990 (curiosamente el año que compartieron el campeonato nacional con Colorado), GTU consigue arrancar la temporada con un récord de 4-0 después de cimentar la victoria durante gran parte del partido, exactamente hasta el último cuarto, donde un big-play de carrera de 55 yardas tras el cut-back del runningback Giovani Bernard (155 yardas terrestres y 2 TD) a falta de poco más de siete minutos, igualaría un encuentro que estuvo bajo control de los locales durante toda la plácida tarde del sábado en Bobby Dodd Stadium.

 

El wide-out Stephen Hill hizo olvidar a la parroquia a Demaryius Thomas y emergió como el Wildcard y el go-to-guy de la Triple-Option después de conseguir 6 recepciones para 151 yardas (destacando un big-play de 59 yardas para TD, aunque tampoco hay que olvidar su clamoroso drop en otro big-play aéreo donde al final de su go-route notaría un “pinchazo” en el aductor). De todos modos, es dificil castigar al wide-out junior por este error después de bajar del cielo con los dedos de una sola mano, un lanzamiento sobre la banda de Tevin Washington. Hill conseguiría ser el único jugador de la semana con honor de aparecer en el SportsCenter de ESPN por una acción espectacular, para más tarde completar los highlights con toda una “pifia”.

 

Pero los Yellow Jackets sólo necesitaron cuatro jugadas para responder el comeback de North Carolina, después de que Roddy Jones consiguiese un big-play por tierra de 48 yardas y así asegurarse el opener de los “amarillos” en la conferencia ACC.

 

CLEMSON PONE TIERRA DE POR MEDIO MIENTRAS WATKINS SE CORONA

 

Clemson se presentaba nuevamente en Death Valley ante Howard’s Rock después de destrozar a la defensa de Auburn en un partido donde su «hurry-up-no-huddle» offense y una completa disposición de atletas alrededor del campo, sorprenderían a todos aquellos acostumbrados a las habituales decepciones del programa cada temporada. Pero una cosa es “torear” a una defensa que había sido accesible incluso por Utah State, a meter mano a una unidad, la de Florida State, que llegaba después de fustigar ante la atenta mirada de toda la nación, un ataque tan explosivo y con tanto poderío aéreo como el de Oklahoma.

 

El partido era decisivo, teniendo en cuenta que ambos son rivales directos en la Atlantic y máximos favoritos para representar a la propia división en la final de conferencia, por lo que un tropiezo aquí supone esperar a que tu rival sea derrotado un mínimo de dos oportunidades desde aquí al mes de Noviembre.

 

Pero una semana más, Clemson volvería a sentar cátedra con el ritmo y velocidad de su “hurry-up” comandada por el quarterback Tajh Boyd, quien se está destapando como el director artístico de este ataque. Boyd encontraría constantemente a sus objetivos abiertos tras la secundaria de los ‘Noles, mientras que estos observaban atónitos como la colección de skill-players de los Tigers se “ponían las botas” con sus constantes lagunas y desajustes en cobertura. Y si esto no fuera poco, la unidad gestionada por Mark Stoops se pasaría toda la tarde cometiendo estúpidas penalizaciones, muchas de las cuales fueron claves cuando los locales más lo necesitaron y realmente su defensa muy poco recordó a aquella unidad que subyugó a los Sooners la anterior semana (encajaron 5 drives de al menos 70 yardas). Tal vez la baja del defensive-back Greg Reid influyera en el back-seven. Lo cierto es que Boyd tomaría ventaja de la interferencia del cornerback Xavier Rhodes, la penalización sobre el safety Lamarcus Joyner por golpear al punter local u otra nueva interferencia en el drive final de Clemson, para subir una cómoda ventaja sobre el marcador al descanso, en una tarde que se presagiaba como placentera en Death Valley.

 

Sin embargo, Mark Stoops ajustó la unidad como bien hizo después del primer drive frente a Oklahoma y en los instantes finales de la primera parte, el ataque local dejó de ser tan efectivo y explosivo, perdiendo su ritmo, mientras que el quarterback Clint Trickett conseguía hacer olvidar la baja por lesión de EJ Manuel, quien observaba atentamente la evolución de su backup desde la banda. Hay quien presagiaba que el equipo acabaría echando en falta el poder y la presencia de Manuel, sin embargo, lo que los Seminoles finalmente extrañaron fue su defensa (No.5 total del país), que pareció quedarse en Tallahassee (455 yardas y 26 primeros downs encajados).

 

A pesar de la naturaleza explosiva del ataque de Clemson, Boyd (segundo encuentro consecutivo por encima de las 300 yardas) gestionó, distribuyó y cuidó el balón excepcionalmente durante toda la tarde, pero su primer error (y muy grave) de todo el encuentro, permitió que los ‘Noles volviesen al partido. Después de eludir fantásticamente a un defensor con un spin dentro del pocket, Boyd perdió su equilibrio y en un intento por deshacerse del balón en carrera con el objetivo de evitar encajar el sack y su consiguiente pérdida de yardas, el lanzamiento salió despedido al aire permitiendo que el end Bjoern Werner lo interceptase mansamente y retornase 25 yardas para touchdown con total comodidad. Boyd comprendió que algunas veces debes “comerte” el sack y no extender demasiado la acción.

 

A partir de entonces el encuentro giró radicalmente y se convirtió en toda una auténtica batalla donde Clint Trickett cerca estuvo de convertirse en el verdugo de los locales (por encima de las 300 yardas de pase y 3 TD). Pero los ‘Noles fueron unidimensionales durante toda la tarde (29 yardas de carrera totales) y decidieron dejar el partido en manos de un novato, que tampoco lo pareció tanto, pero que por muy especial que sea, es improbable que sea capaz de superar este entuerto ante un ambiente tan hostil como el de Death Valley y teniendo en cuenta las circunstancias. Las penalizaciones de la defensa continuaron destruyendo las posibilidades de FSU (11 para 124 yardas) y el receptor true-freshman Sammy Watkins hizo el resto. Watkins se mostró imparable toda la tarde y con un cambio de ritmo que provocó el terror de la defensa visitante cada vez que subía una marcha. Watkins finalizó con 8 recepciones para 141 yardas, además de ser responsable de big-plays para TD de 24 y 62 yardas. Después de apenas meses en el campus de Clemson, este chico está emergiendo como el favorito de la hinchada naranja. Además, las 71 yardas por tierra de Andre Ellington fueron suficientes para mantener la defensa de los ‘Noles “desequilibrada”, en unos registros que igualan la marca más alta permitida por la unidad en la presente temporada.

 

Dabo Swinney “añadió” un poco más de dramatismo y mordiente al encuentro después de un horrible “play-call” en situación de cuarto down y 1 yarda bajo territorio de los ‘Noles y con únicamente 5 puntos de diferencia, pero la línea defensiva de los Tigers colapsó con músculo y decisión el pocket (2 sacks en la segunda parte), deteniendo a Trickett y acabando con las mínimas opciones de los Seminoles.

 

El nuevo coordinador Chad Morris ha sido bendecido con todo el talento y atletismo reclutado por Swinney y su “hurry-up” es ahora una de las más espectaculares y difíciles de defender de todo el FBS. Pero únicamente Clemson será su propio rival, después de un historial de constantes decepciones según se acercaban los momentos decisivos de la temporada.

 

Los Tigers estuvieron ya en posición de dar un golpe sobre la mesa en el 2007 pero entonces llegó la dolorosa derrota ante Boston College. Se encontraron también lanzados en el 2006 después de un dominante 7-1 para arrancar la temporada, pero serían “sacados del campo” por Virginia Tech para acabar el año perdiendo 4 de los últimos 5 encuentros. Por lo tanto, ¿Será Clemson capaz de no volver a decepcionar a sus seguidores? ¿Sobrevivirán el resto de su complicado calendario? Estas son preguntas que comenzarán a destaparse inmediatamente con el importante viaje a Blacksburg de este sábado.

 

BAMA SE LUCE Y SU DEFENSA CONVIERTE EL ATAQUE DE ARKY EN UNIDIMENSIONAL

 

Después de un inicio de temporada un tanto agridulce, mejor digamos “soso” o “insípido”, donde los Crimson Tide apenas habían carburado, mucho menos deleitado a sus propios aficionados frente a rivales de dudosa entidad, los pupilos de Nick Saban experimentarían una de las mejores y más completas actuaciones que un servidor recuerde desde el “desmantelamiento” de la Florida de Tim Tebow y Urban Meyer en el 2009 (y con todos los respetos a sus seguidores, pero no incluyo la Capital One Bowl ante Michigan State de la pasada temporada por el hecho de que fueron un equipo completamente desbordado por el talento, agresividad y la magnitud física de una powerhouse de la SEC como Alabama).

 

Aunque Bobby Petrino y sus equipos especiales tuviesen “toda una semana” para detener el gadget-play del inicio del partido en cuarto down, ¿Alguien se fijó en todo el tiempo que necesitó la jugada para desarrollarse? los Razorbacks hubiesen sido incapaces de detenerla. Nadie en el Bryant-Denny Stadium se creía que un jugador tan inconsistente como el PK Cade Foster fuese a intentar un field-goal desde esa distancia. De todos modos, la ejecución de la acción fue perfecta y la opción de Michael Williams resultó bastante segura y evidentemente con suma intención. AJ McCarron es habitualmente el holder y con él, la opción fue muy interesante. Alabama llevaba dos años trabajando esta acción para finalmente incluirla en el gameplan ante Arkansas. Chapó por Saban y su staff, que se aprovecharon de la monumental “empanada” de los Hogs. Si piden un tiempo muerto en el instante que McCarron se sitúa en shotgun, la acción hubiera acabado en un punt, así de claro.

 

La actuación de la secundaria de ‘Bama frente al peligroso cuerpo de receptores de los Hogs (el cual se argumenta como el mejor del país) fue espectacular, por muy tocado que éste estuviese. El cornerback Dre’ Kirkpatrick sigue progresando según avanza la temporada y una semana más impartió todo un clinic de como «secar» a su marca (no dio ninguna opción profunda), además de intimidar con sus constantes golpes, apoyar con agresividad la carrera y placar en campo abierto a todo ser viviente. DeQuan Menzie ridiculizó las posibilidades de Joe Adams, a quien se pegó como una “lapa” y con su “sucio” trabajo, fuera de los “focos”, fue uno de los más destacados. Aprovechando un clamoroso fallo de comunicación entre Tyler Wilson y Greg Childs, su intercepción cambiaría definitivamente el rumbo del encuentro antes del descanso. Realmente la defensa de Alabama fue un “muro de granito” donde el LB Dont’a Hightower finalmente consiguió alcanzar su nivel y las sensaciones antes de lesionarse frente a los propios Hogs hace justamente dos temporadas. Estoy seguro que muchos scouts salivaron con sus jugadas en campo abierto ante los escurridizos y veloces receptores rivales, además de que sus constantes incursiones en el backfield visitante provocaron el terror en los atacantes.

 

Pero sólo el sack de Nick Gentry en los minutos de la basura salvó los muebles estadísticos de los Crimson Tide, pero que nadie se deje engañar por los números, la defensa de ‘Bama esta vez consiguió golpear y afectar el juego de Tyler Wilson, quien solamente se encontró con cierta comodidad en el primer drive anotador de Arkansas. A partir de entonces, el front-seven de los Crimson Tide reduciría el campo de acción de Wilson en apenas 10 yardas (sólo permitieron una acción de pase por encima de las 20), mientras que incluso el propio Wilson (22 de 35 para 185 yardas, 2 TD y 1 INT) sería violentamente golpeado por uno de los backups (Adrian Hubbard) en la acción donde encontró a Cobi Hamilton abierto en el fondo de la endzone.

 

La defensa no permitió nada por tierra (19 carreras para 17 yardas totales), aunque ciertamente tampoco los Hogs lo buscaron con énfasis (la sombra de Knile Davis fue alargada), consiguiendo que los pupilos de Petrino se convirtiesen en unidimensionales y perdiendo cualquier atisbo de ritmo y explosividad. Ante esta orientación del juego, es imposible enfrentarte a una defensa tan dominante en el apartado aéreo como Alabama, quienes se tomaron el lujo de pasarse todo el partido con sus dos safeties profundos dividiendo las coberturas.

 

Y por si por esto no fuera poco, una semana más los equipos especiales de ‘Bama volvieron a mostrarse fantásticos, tanto en la cobertura como permitiendo que Marquis Maze retornase un punt 83 yardas para touchdown en la primera acción ofensiva de los Crimson Tide en toda la segunda parte. En la segunda acción, la línea ofensiva, que ante las bajas de ambos ends de Arkansas (Jake Bequette ni se vistió) experimentó su mejor actuación hasta la fecha en tareas terrestres, saldría disparada sobre el segundo nivel y abriría el paso para que Trent Richardson (17 carreras para 126 yardas) pusiera el resto, escapándose 61 yardas para touchdown en el screen-play y sentenciando cualquier esperanza de los Razorbacks de volver a entrar en el partido.

 

El ataque de los Crimson Tide no fue de artificio, pero el novato AJ McCarron estuvo extremadamente eficiente sin cometer errores de bulto y después de completar 15 de 20 lanzamientos para 200 yardas y 2 TD (la mejor marca de su corta carrera), mientras que Trent Richardson y Eddie Lacy, con 197 yardas terrestres combinadas, moverían con solvencia las cadenas, consiguiendo que la ofensiva fuese lo suficientemente equilibrada con 397 yardas totales. Aunque el coaching staff tampoco pida demasiado en este aspecto teniendo en cuenta el tremendo potencial defensivo, ‘Bama mostró opciones y la capacidad suficiente. Además, McCarron fue fiel a su rol y sus limitaciones, algo que para Nick Saban y sus secuaces es ya toda una victoria.

 

SE REPITE LA HISTORIA PARA UNOS AGGIES QUE DESEMBARCAN EN LA SEC

 

Sé que la anterior semana aseguré que no hablaría de realineaciones de conferencias ni posibles movimientos, pero en las últimas horas se confirmaría que la solicitud de Texas A&M había sido aceptada oficialmente por la comisión de la conferencia SEC y de algún modo, este sábado pareció (durante instantes) que los Aggies intentaron publicitar su candidatura (su solicitud sería aceptada oficialmente hace tan sólo 3 días). El problema fue que Oklahoma State no sintió ningún pánico en College Station después de dirigirse al túnel de vestuarios con 17 puntos por debajo al descanso. De algún modo, la práctica se está convirtiendo en algo monótono cada temporada, después de que el año pasado en Stillwater lo hicieran con 14 puntos abajo en el marcador en un loco Thursday-Night.

 

Mike Gundy tomaría cartas en el asunto, realizaría varios ajustes y los Cowboys, cuyo ataque pareció un fraude en la primera parte, aprovecharían un total de 3 turnovers y una infinidad de penalizaciones en la segunda parte para infringir un total de 27 puntos consecutivos en un ambiente tan hostil como Kyle Field. Con casi 28 primaveras a sus espaldas (los cumplirá el próximo mes), Brandon Weeden demostró porque es uno de los jugadores más fríos, calculadores y maduros de toda la actualidad después de lanzar para un récord absoluto en Oklahoma State con 438 yardas aéreas (2 anotaciones) y liderar el ataque, mientras que el tridente formado por los receptores Justin Blackmon (11 recepciones para 121 yardas), Josh Cooper (11 recepciones para 123 yardas) y Hubert Anyiam (10 recepciones para 92 yardas) igualaría o superaría cada uno las 10 recepciones por primera vez en toda la historia del programa.

 

El ataque de los Aggies se mostraría extenuado tras la primera parte con varios de sus jugadores sufriendo calambres y donde incluso alguno recibiría asistencia intravenosa. De todos modos, cuando todo parecía perdido, Jeff Fuller recepcionaría un lanzamiento para touchdown con poco más de dos minutos para el final, en la primera anotación de los Aggies desde el segundo cuarto y que conseguía reducir las diferencias en 3 puntos, pero Ryan Tannehill sería incapaz de liderar la remontada, después de ser interceptado en un último intento milagroso.

 

SOUTH CAROLINA Y SU HABITUAL CÚMULO DE DESPROPÓSITOS

 

Vanderbilt llegaba a Columbia sacando pecho después de un arranque histórico, pero los Commodores un año más volverían a pegarse contra la pared de los ‘Cocks, quienes por contra, “regalaron” una de las actuaciones ofensivas más tristes y frustrantes que recuerden los más viejos del lugar. De todos modos, los pupilos de Steve Spurrier se encuentran con un registro de 4-0 por primera vez en los siete años de mandato del head-ball coach en South Carolina, pero su constante desquicio en la banda representó la decepcionante actuación que cada año nos obsequian estos Gamecocks, quienes parecen abonados a este tipo de bochornosos ejercicios.

 

A pesar del ego del señor Spurrier, gran parte de la culpa sigue radicando en sus cuestionables decisiones, tanto propiamente esquemáticas y de gestión, como puramente de recursos humanos. Y en cuanto a este último aspecto, un servidor todavía se pregunta el porque de su constante obcecación en apostar por el enigmático Stephen García en detrimento de Connor Shaw (aunque tomaría 8 snaps en el último cuarto; 6 hand-offs sobre Lattimore y 2 jugadas diseñadas para el QB-keeper)

 

Con un cúmulo de suspensiones y un dilatado historial de problemas fuera de los terrenos de juegos, Spurrier continúa dando oportunidades ilimitadas a Garcia, quien es un jugador desesperante desde el punto de vista de un aficionado de los ‘Cocks. Después de lanzar un total de 4 intercepciones, de la cual más estúpida y extravagante, Garcia incluso mostró flashes de grandes fundamentos que incluso provocó la desesperación del propio analista de ESPN, Ray Bentley, quien convirtió sus intervenciones cada vez que el quarterback entraba en acción, en verdaderamente cómicas y que merecieron la pena ante tal “churro” de actuación.

 

Para males, Marcus Lattimore, el corazón de South Carolina, fue reducido por debajo de las 100 yardas terrestres, mientras que Alshon Jeffery dio otra imagen dantesca con únicamente 2 recepciones para 34 yardas. Si no fuera por su masivo físico y tamaño, incluso hubiera acabado la noche a cero.

 

Pero el ataque de Vandy fue un “chiste” todavía peor, después de sumar 77 yardas totales y conseguir cinco primeros downs. Mucho tuvo que ver la excepcional actuación de la defensa de USC, que recuperaría 2 fumbles, ambos forzados por el end true-freshman Jadeveon Clowney, mientras que sumarían un total de 6 sacks sobre Larry Smith, que acabaría viendo el partido desde la banda. Fue el menor número de yardas ofensivas encajadas por el programa desde que redujeran a Wake Forest a 66 yardas en 1987. Realmente, South Carolina cimentó la victoria en uno de los fumbles de Clowney que sería recuperado en la endzone para TD por el récordman Melvin Ingram, quien siempre se encuentra en todos los “berenjenales”. La otra acción decisiva la firmaría el de siempre, Marcus Lattimore en un screen-play de 52 yardas para TD. El encuentro no tuvo más allá del récord positivo de los locales.

 

ARIZONA STATE ROMPE EL MALEFICIO EN SU CAMINO POR LA DIVISIÓN

 

A pesar del “baneo” de la NCAA por la reciente investigación sobre el programa de Southern California, los nuevos Trojans de Lane Kiffin están intentando recuperar el respeto y su prestigio a nivel nacional como powerhouse, independientemente de no tener acceso este año a la postemporada, mientras que la Arizona State de Dennis Erickson, en gran parte por este aspecto, se presentaba como uno de las “darkhorses” en la reluciente división sur de la PAC-12 y así poder estrenar la también novedosa final de conferencia.

 

Erickson llegaba con ligera presión de los medios después de que la anterior semana los Sun Devils “volviesen a las andadas” tras caer en un partido trampa en Illinois. Recibir a los Trojans en el PAC-12 opener no parecía el mejor presagio para reconducir la temporada, después de que el programa llevase más de una década sin derrotar al Men Of Troy (11 años exactamente, desde 1999 con 5 derrotas consecutivas en Tempe).

 

Después de su lesión de rodilla ante Illinois, que le mantuvo fuera incluso hasta los entrenamientos del pasado martes y miércoles, el runningback Cameron Marshall anotaría en su primera intervención del partido con un TD terrestre de 70 yardas en el off-tackle, mientras que conseguiría poner en jaque por tierra al front-seven de los Trojans durante toda la noche, después de correr para 141 yardas y 3 TD. Los Sun Devils superarían una repentina tormenta de polvo en el primer cuarto, mientras USC intentaba mover las cadenas, para que más tarde su QB Brock Osweiler (223 yardas de pase y 2 TD) conectara in-stride y con comodidad con sus objetivos aéreos desde de la Spread, permitiendo que los locales situasen una cómoda ventaja de 12 puntos al descanso. La intercepción de un controvertido LB Vontaze Burfict (horas antes, Barkley le etiquetaría de “jugador sucio”) sobre el propio Matt Barkley dentro de la 20 de Arizona State, sería clave para cimentar la ventaja de los locales al descanso.

 

Los Trojans cruzarían la yarda 30 de ASU hasta en cuatro ocasiones en la primera parte, pero su ineficiencia dentro de esta área, obligó a que se conformaran con únicamente nueve puntos, después de que el PK Andre Heidari convirtiese field-goals de 41, 29 y 33 yardas. Mientras tanto, el amigo Lane Kiffin mostró una compostura y paciencia desde la banda inaudita de su carácter, como sí de todo un estratega se tratara. Probablemente confiaba ciegamente en sus Trojans y especialmente en la joven conexión entre Mark Barkley y Robert Woods. Y realmente así fue, primero Barkley con un cañonazo sobre la esquina de la endzone en la primera posesión de toda la segunda parte y más tarde, la línea ofensiva de los Trojans, liderada por el LT Matt Kalil, conseguiría imponerse en músculo y poder sobre la línea defensiva local, permitiendo que Marc Tyler adelantase a USC por primera vez en toda la noche, mientras que el pesimismo se apoderaba de las gradas, en una película que ya habían visto antes en Tempe.

 

Pero el SLB Colin Parker forzaría un fumble clave en un big-play de carrera de Marc Tyler (149 yardas terrestres en 22 intentos) recuperado en la propia yarda 25 de ASU, mientras que la defensa de los Trojans se pasaría la noche fuera de sitio, pasada de vueltas y cometiendo penalizaciones (10 en total) y constantes golpes tardíos, principalmente por parte del safety TJ McDonald (hasta tres faltas personales por su parte), que realmente me hicieron replantear todas las quejas y acusaciones durante la semana sobre las supuestas sucias tácticas de su rival, los Sun Devils.

 

En un último intento por la remontada, Barkley sería interceptado por el SLB Shelly Lyons, quien retornaría la acción 41 yardas para TD en el “pick-six”, y podría ser éste el punto de inflexión y un encuentro que salve y reconduzca el futuro inmediato de este programa. USC, en cambio, cometería un total de 4 fumbles y un sinfín de errores que finalmente fueron un cúmulo, como la pobre efectividad en conversión de terceros downs (0 de 7 en un punto del último cuarto) o el gran colapso del último cuarto. El Men Of Troy ya no es áquel que fue.

 

 

 

 

 

  • La señora «cagada» de los refs en Syracuse. El extra-point del PK Ross Krautman desviado recuerda por momentos a la «Tuck-Rule» de la NFL, la supuesta interferencia de Miami en la Fiesta Bowl del 2003 o el «chiste» de los oficiales en la derrota de Oklahoma ante Oregon en el 2006, pero a diferencia de estos, los Rockets aún tuvieron una última oportunidad de ganar a pesar de la polémica decisión. En el caso que no hubieran visto la acción, Syracuse anotaría un touchdown para adelantarse con dos puntos sobre el marcador a falta de dos minutos para el final, pero el extrapoint de Krautman saldría desviado, mientras que los cebras le darían por bueno en el mismo instante. Los oficiales con la repetición desde arriba lo darían también por bueno, mientras que desde la banda de Toledo no daban crédito a la decisión. De cualquier modo, los Rockets conseguirían forzar la prórroga con un field-goal de 20 yardas, pero el horrible lanzamiento sobre la endzone de Austin Dantin acabaría siendo interceptado en el tiempo añadido, permitiendo a la «Orange» llevarse el partido. A pesar de la posterior disculpa de la Big-East tras la errónea decisión, Toledo no puede justificar su derrota únicamente en esta acción. Quién sabe si ante la necesidad de un fieldgoal para llevarse el partido, no se hubieran mostrado más conservadores y en lugar de buscar un intento de 20 yardas, lo hubieran probado desde la 30, probablemente los decibelios en el dome incrementarían con el partido sobre el limbo y Toledo incluso podría ser forzada a cometer una salida falsa, ¡Quién sabe! Pero no me parece apropiado que los Rockets ni la propia MAC se sientan víctimas de una «encerrona» tras este error.
  • Toda la semana se debatiría en LA sobre el «marrullero» juego de los Sun Devils y especialmente del LB Vontaze Burfict, a quien Matt Barkley sencillamente etiquetó como un «jugador sucio» durante los prolegómenos, pero Burfict experimentaría una actuación intachable liderando a la defensa de Arizona State y consiguiendo big-plays, como la intercepción clave de la primera parte sobre Barkley. No me gustó que la línea ofensiva de los Trojans incluso fuese alto sobre el facemask de Burfict para provocarle, pero hay que entender que muchos de estos chicos se conocen muy bien del instituto. Sin ir más lejos, Barkley se ha enfrentado multitud de veces a Burfict en el área de Los Angeles y en los duelos saltaron chispas. De todos modos, esta semana Barkley se ganaría la reprimenda de la comisión de la PAC-12 por sus palabras, aunque parece que el quarterback no se arrepiente de unos comentarios que según su opinión fueron sacados de contexto.
  • El buen estado de forma de Temple es como ¿para realmente tomarles en serio? La ajustada y de algún modo, injusta derrota ante Penn State pareció más un «cuasi-tropiezo» de los Nittany Lions que una potencial «fortaleza» de los Owls, sin embargo, Temple humillaría a un rival de la ACC como Maryland por 35-7 y la actuación no solamente fue un buen día de los Owls. Los pupilos de Steve Addazio se mostraron capaces de competir con los «big-boys» gracias a la velocidad, explosividad y juego físico que les permitirían superar a un conjunto típicamente atlético de la ACC. De todos modos, su liga es la MAC, donde Ohio es fuerte y Toledo es un rival serio, pero Ball State no ha comenzado demasiado bien y no parece que existan rivales restantes en su calendario para ponerles en serios aprietos. Esto podría dirigirlos a un récord de 11-1 justamente 5 años después de solamente ganar un partido con una marca de 1-11. Su defensa se encuentra en lo más alto de la nación en anotaciones, mientras que su ataque terrestre es el No.22 y la progresión del conjunto apunta a dispararse.
  • El mal estado de forma de los Miami Hurricanes es como ¿para realmente preocuparse? Los ‘Canes cayeron en manos de una Maryland que sería humillada por Temple esta semana, mientras que la victoria ante Ohio State tampoco debería considerarse un gran logro teniendo en cuenta las penurias actuales del programa y su estado de depresión, pero perder en casa ante Kansas State habla de la «patata caliente» que Al Golden ha heredado en Coral Gables. Mucho se ha hablado en Miami de una «pseudo-campaña» del equipo contra el mundo después de destaparse las «verguenzas» del programa, pero la producción está siendo muy pobre. Probablemente la temporada se hubiera encontrado a un puño de récord 3-0 en lugar del 1-2 actual, pero la defensa es horrorosa, los constantes turnovers son una quimera y la línea defensiva está sufriendo sus problemas. Esta semana llega la «poderosa» Bethune-Cookman para apaciguar los ánimos, pero la temporada experimentará un cambio drástico con la salida a Blacksburg ante Virginia Tech y también North Carolina, para más tarde recibir en casa a unos Yellow Jackets que están corriendo como «gamos». Teniendo en cuenta el calendario, es muy probable que Miami necesite un upset sobre Florida State o South Florida para finalmente alcanzar las 6 victorias en Noviembre.
  • El ridículo mandato de Mike Locksley en Albuquerque está a la altura de lo más dantesco que uno recuerde en el negocio. Se suponía que Locksley iba a dar un giro radical a New Mexico después de estancarse bajo el mando de Rocky Long. Locksley llegaba con grandes credenciales como excelente reclutador por su conexión con el área de Washington DC y Baltimore, que le ayudaría especialmente a atraer talento a Illinois y llegar hasta la Rose Bowl, pero su historial con los Lobos dejaría el siguiente «dilatado» legado; Una demanda por discriminación sexual, otra por discriminación de edad, una suspensión por golpear a uno de sus asistentes, un recluta que sería arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol y sin carnet mientras que alegaría conducir uno de los coches de Locksley o su particular legado sobre los terrenos de juego, donde los Lobos conseguirían un paupérrimo récord de 2-26 bajo su mandato y que podría mantener a la MT-West de conseguir una plaza BCS automática. Sinceramente, creo que las cosas no pueden llegar a ser peor en Albuquerque, de ahí que los rumores sobre Mike Leach se disparen en la ciudad del Rio Grande.
  • Mucho se está hablando en Death Valley del true-freshman Sammy Watkins. No sin razón después de las exhibiciones que nos regala el amigo cada semana, mostrando un cambio de «marcha» especial y sin parangón en la actualidad, pero también me gustaría señalar el impacto del TE senior Dwayne Allen, quien provocó constantes «mismatches» sobre el back-seven de los ‘Noles con su tamaño y velocidad para un máximo de su carrera colegial en Clemson con 7 recepciones, 80 yardas y 1 TD. Creo que ya lo apunté la anterior temporada (habrá que echar mano de la hemeroteca) pero cada vez que veo jugar a Allen veo a un Antonio Gates en potencia ¡Mucho ojo al chico draft-geeks!
  • Ohio State tendrá de vuelta a varios de sus jugadores clave tras la suspensión por el célebre escándalo de los «tatoos», algo que permitirá a los Buckeyes demostrar que todavía son uno de los equipos con más talento de toda la Big-Ten, pero no será éste un camino de rosas para los pupilos de Luke Fickell, quien está siendo mirado con lupa para ganarse el derecho a continuar dirigiendo esta powerhouse. La temporada «comienza» esta semana ante Michigan State en The Horseshoe, y una derrota sería  un completo desastre en la inercia de la temporada con vista a las salidas a Nebraska e Illinois, además del encuentro ante Wisconsin, probablemente todos favoritos en sus respectivos duelos, pero considerando como de mediocre se está mostrando el ataque y lo lejos que se encuentra la defensa de sus mejores años, no es descabellado pronosticar ésta como una de las peores temporadas regulares del programa desde el 7-5 del 2001. Sin duda, la clave de la continuidad de Fickell radicaría en una potencial derrota en Ann Arbor ante el archirrival Michigan, quienes tampoco disfrutan de su época más esplendorosa que digamos, por mucho que esta semana hayan forzar tres fumbles, reducido al segundo mejor jugador terrestre del país en 109 yardas y limitado por debajo del 50% de completaciones a Ryan Lindley, en una aplastante victoria ante San Diego State.
  • Robert Griffin III continúa cimentando una temporada para los anales de la historia, mientras reinventa lo que comúnmente conocemos como quarterback ratio, ¡Olvídense del concepto de touchdowns frente a intercepciones! Después de liderar a Baylor en la victoria ante Rice con 29 de 33 para 338 yardas y 5 TD, Griffin tiene más pases de touchdown (13), que lanzamientos incompletos (12). En algún momento volverá a la tierra, pero el dato verdaderamente es escalofriante y en estos momentos, le convierten en el «pick» de moda de toda carrera por el Heisman que se aprecie.

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Israel Llata
Israel Llata es natural de Maliaño, una localidad de Santander (Cantabria). Ingeniero informático de profesión y aficionado al fútbol americano desde mediados de los años 90, asombrado por la habilidad atlética del quarterback Steve Young y aquellos exitosos 49ers. En los últimos tiempos centraría su mirada sobre un desconocido pero excitante college football, destapando su corazón como entusiasta aficionado de Alabama, una institución a la que rinde culto. Analiza en su columna semanal la jornada universitaria desde 2007. @israel_lata

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