Cómo sobrevivir una emboscada semínola

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Hay quien aseguraba que los Oklahoma Sooners son otro equipo lejos de Norman. Fuera de esta presunción, la última década de los Sooners de Bob Stoops se ha caracterizado por presentar auténticos ataques de fuegos de artificio y cuya comunicación dentro de un principio general de “up-tempo” offense, sufría ante venues hostiles y extremadamente ruidosos.

 

Oklahoma parecía llamado a deleitar por enésima vez con una nueva demostración ofensiva después de que su línea ofensiva controlase a su antojo la línea de scrimmage, mientras que Landry Jones mostraba al mundo entero su poderoso brazo y capacidad para completar cualquier lanzamiento al más puro estilo pro. Pero después de situarse por delante en el marcador en el primer drive del encuentro, Mark Stoops ajustaría su defensa y el frente defensivo de los ‘Noles sembraría el pánico durante toda la noche en una auténtica emboscada a la que su hermano, Bob Stoops pareció no encontrar respuesta. Los habituales “bombarderos” Sooners se encontraban KO.

 

Momento en el que EJ Manuel se lastima el hombro

Los Seminoles conseguirían situar feroz presión desde el interior sobre la misma cara de Landry Jones, mientras que sus linebackers volaban alrededor del campo y conseguían materializar agresivas acciones sobre la línea de scrimmage. Uno de los mejores receptores del país y máximo favorito al Biletnikoff Award, Ryan Broyles, conseguiría cuatro recepciones durante la primera secuencia anotadora del partido, sin embargo, sería eliminado del mismo hasta bien adentrado el último cuarto. Hasta en dos ocasiones, Oklahoma sería detenida dentro de la yarda 5 de FSU por un frente defensivo cargado de adrenalina e incentivado por una ensordecedora sección de estudiantes. Los Sooners se verían obligados a conformarse con sendos field-goals, mientras que el PK Dustin Hopkins (FG de 53 y 46 yardas) y el punter Shawn Powell complementaban el poderoso juego de su defensa (310 yardas totales y 23 puntos permitidos) con acciones en equipos especiales dignas del siguiente nivel.

 

Pero con lo que nadie contaba es con la espectacular actuación de la defensa de los Sooners, a pesar de todos los análisis favorables de pretemporada. Inspirados por el retorno del estelar LB Travis Lewis, la unidad funcionó como cual defensa élite de la SEC, propinando violentos golpes, intimidando constantemente y mostrando un “swagger” que no se veía en Norman desde la temporada del 2000, curiosamente la del último campeonato nacional. Su defensa sencillamente sacó a “gorrazos” el ataque local con una docena de placajes para pérdida de yardas, 6 sacks, 3 intercepciones, infinitas incursiones en el backfield y constantes guantazos (haciendo gala del “Boomer” de su apodo) que sacaron del partido a estrellas locales como el quarterback EJ Manuel (eliminado los últimos 20 minutos con un golpe en el hombro) o el WR Kenny Shaw, quien sufrió un violento golpe en un tremendo sándwich entre los cascos de dos defensive-backs que le sacó en ambulancia del Doak Campbell Stadium y que evitó que FSU se adelantase momentáneamente en el marcador (evidentemente, los cebras señalaron la clara falta personal)

 

Con EJ Manuel siendo evaluado por los médicos en el vestuario y sin un juego de carrera (27 yardas netas) que mínimamente amenazase a la expeditiva defensa de los Sooners (sobre todo con Manuel fuera del partido), el novato quarterback Clint Trickett (hijo del coordinador de la línea ofensiva local) conectaba en situación de tercer down y 28 yardas con Rashad Green, quien aprovechaba inexplicablemente un regalo de la secundaria de Oklahoma (el único del partido) para igualar el encuentro en el último cuarto tras una recepción de 56 yardas.

 

Pero hay momentos donde de algún modo se debe dar un paso adelante y superar una adversidad en el instante adecuado y cuando una temporada se encuentra bajo una situación crítica. Esto mismo fue lo que Landry Jones y la dupla Kenny Stills y Ryan Broyles hicieron inmediatamente en la siguiente posesión. Oklahoma mostraría fortaleza mental, calma de auténtico veterano y una compostura que permitió a Landry Jones superar el violento pass-rush local, una secundaria “on-fire” y la ensordecedora atmósfera de Tallahassee para ganar el partido. Los Sooners se inclinaron sobre el control del balón y la gestión del reloj, demostrando una madurez y un delicado cuidado de sus negocios que impresiona más que cualquiera de las exhibiciones ofensivas a las que nos han acostumbrado estos últimos años.


LOS TIGERS ENSEÑAN LOS DIENTES

 

Un servidor no se mostraba especialmente entusiasmado con el talento sobre la mesa que LSU recuperaba con el objetivo de poner las cosas difíciles al favorito Alabama en la división Oeste y así encontrar el portal que les permita luchar por el campeonato nacional. Después de una actuación basada en el oportunismo y los equipos especiales frente a Oregon en el opener de Arlington, los Bayou Bengals volvieron a rememorar épocas pasadas con una actuación sólida, autoritaria y poderosa en la complicada salida en Starkville ante unos Mississippi State Bulldogs “creciditos” en el tercer año de Dan Mullen.

 

Ciertamente no fue una actuación de “artificio” ni de especiales florituras ofensivas. Sin ir más lejos, el partido estuvo igualado sobre el marcador en seis puntos hasta bien adentrado el último cuarto, cuando Rueben Randle consiguió bajar del cielo con comodidad un lanzamiento de 19 yardas sobre la esquina de la endzone, pero LSU sencillamente dominó sobre la línea de scrimmage e impuso su “martillo” hasta que los Bulldogs claudicaron y dijeron que hasta aquí bastaba.

 

MSU llegaba como el ataque más poderoso terrestremente de la SEC tras promediar 321 yardas, pero los Bayou Bengals acabarían limitándolos en 52 (1,5 de promedio), además de totalizar 15 placajes para pérdida de yardas y de únicamente anotar 6 puntos tras promediar 46 puntos en los duelos ante Memphis y Auburn.

 

Una profunda, física y destructiva línea defensiva, repleta de antiguos reclutas destacados, junto a una secundaria constantemente alrededor del balón y que en su conjunto es incluso más poderosa tras la marcha a la NFL del cornerback All-American Patrick Peterson, fue la vara de medir que los Tigers emplearon para “gobernar” a los Bulldogs.

 

No es que sea predilección personal de un servidor, pero Les Miles comienza a justificar todo el talento polarizado sobre Baton Rouge, y los Bayou Bengals incluso se tomaron el lujo de exhibir true-freshmen élites como el DT Anthony Johnson (un Glenn Dorsey en ciernes) o los wide-outs Jarvis Landry o Odell Beckham, quien por momentos emergió como el go-to-guy en situaciones de tercer down. Este plantel es joven y con proyección.

 

Pero entre todos estos aspectos, lo más interesante fue comprobar la evolución de Jarrett Lee en el tradicional quarterback del Bayou; un sencillo gestor y conservador en el molde de Matt Mauck. Lee (21 de 27 para 213 yardas y 1 TD) sólo cometió un pequeño y aislado error en un lanzamiento que acabaría siendo interceptado tras una aparente falta de comunicación con Rueben Randle, pero con un colchón suficiente de yardas por delante, el cornerback Morris Claiborne representaría el poderío de esta defensa, asestando un agresivo manotazo sobre el lanzamiento de Tyler Russell y forzando un contundente tres-y-fuera.

 

La extraordinaria mano de Steve Kragthorpe (con pedigrí en Tulsa o Louisville) comienza a pagar sus dividendos en la unidad de quarterbacks y habrá que comprobar como Les Miles gestiona la reincorporación al equipo del antiguo titular, Jordan Jefferson, quien sería arrestado tras una bochornosa pelea en un bar en la offseason y probablemente le cueste el puesto, después de parecer proyectarse en el icono absoluto del programa. Ahora, en cambio, su camino se inclina más sobre el de Ryan Perrilloux.

 

Por contra, Dan Mullen debería estar contento con su emergente programa, a pesar de la ajustada derrota y su constante frustración ante rivales de la Oeste (desde que Mullen llegase, solamente han ganado a sus vecinos de estado, Ole Miss). Sus bulldogs han dejado de ser una de las cenicientas y el hazmerreír de la SEC para evolucionar en un conjunto incomodo y peligroso en la conferencia. Cierto es que muchos esperábamos un salto cualitativo en el duelo de la anterior semana ante Auburn en The Plains, pero la dirección debe ser la de esta semana, un conjunto con capacidad para fajarse físicamente ante cualquier oponente de la SEC, a pesar de sus indudables limitaciones.

 

Pero simplemente el proceso aún no ha concluido en Starkville. Mullen, de momento, ha conseguido instalar una atmósfera compleja y electrizante (de cencerros) en Starkville, consiguiendo que el duelo ante LSU significase el undécimo sell-out consecutivo, un récord histórico del programa que está consiguiendo que el departamento atlético reconsidere con seriedad la posibilidad de una expansión a corto plazo. El problema es que los dawgs de Mullen todavía no disponen de las piezas ni el potencial en términos de habilidad como playmakers y electricidad que el pupilo de Urban Meyer bien desearía, pero el programa deberá continuar remando en la misma dirección. Ya desearía Mullen tener la “automática” capacidad de atracción y el poderoso potencial de reclutas que presenta cada año el propio estado de Louisiana.

 

MIENTRAS ESTÉ MOORE, EN BOISE SEGUIRÁ HABIENDO ESPERANZA


La vida pasa y mientras, Boise State continúa coleccionando cabezas de corzo en su pedigrí como si de un cazador furtivo se tratase. Desde Oregon, TCU, Virginia Tech, Utah o este año Georgia en Atlanta (la primera semana), los Broncos de Chris Petersen continúan ampliando su leyenda desde aquella célebre Fiesta Bowl del 2006 y el paso del tiempo parece no corroer la salud de este tenaz programa, por el momento (habrá que ver el impacto futuro que supone la sanción de la NCAA con reducción de becas por una falta de control institucional). Pero no soy de la opinión de Lee Corso de que estos Broncos no pertenecen a la élite solamente por ganar un encuentro con prestigio cada año (como él mismo cuestiona). Boise State continúa demostrando que es uno de los programas punteros de la actualidad, un perenne Top-15 y la salida de este viernes ante un buen equipo como es Toledo, volvió a demostrar que los pupilos de Chris Peterson son capaces de reciclarse y continuar alineando conjuntos competitivos cada año.

 

Los Rockets pusieron en grandes apuros a Ohio State en Columbus la anterior semana, hasta tal punto que los Buckeyes vieron peligrar la victoria hasta el último instante. De nuevo esta semana, los pupilos de Tim Beckham volvieron a demostrar, especialmente en la primera parte, porque probablemente son el gran favorito a llevarse la conferencia MAC con un equipo muy “hecho”, por lo que la salida para los Broncos supuso un test de consideración.

 

Pero la diferencia para los de Boise la sigue marcando el bueno de Kellen Moore. El quarterback que continúa reescribiendo cada página del libro de récords de los Broncos, volvió a demostrar que es el hombre “más importante” de la historia del estado más aislado de todos los Estados Unidos.

 

Con unos Rockets hiper motivados en la búsqueda del upset, mientras el quarterback Terrance Owens sorprendía con su velocity y ball-placement y el all-around-player Eric Page causaba constantes quebraderos de cabeza a la defensa de los Broncos, primero aparecería Doug Martin en un extraordinario screen-play zafandose de cualquier defensor de Toledo a su paso y más tarde, el propio Kellen Moore sentaría catedra con su ya clásico two-minutes-drill para poner un fade de libro sobre Tyler Shoemaker en la esquina de la endzone antes del descanso y que momentáneamente eliminaría cualquier atisbo de upset sobre el horizonte.

 

Moore entonces acabaría con cualquier questión acerca de la importante pérdida de referencias aéreas como Titus Young y Austin Pettis, moviendo el balón por todo el campo y consiguiendo que un total de 9 receptores se viesen involucrados de manera equitativa en el juego aéreo (destacando las tres anotaciones de Shoemaker). Probablemente, éste es el mejor partido de Moore con la azul hasta la fecha después de lanzar para 455 yardas (su segunda marca más alta), completar 32 lanzamientos de 42 (el mejor registro de su carrera) y 5 lanzamientos para TD (iguala su registro más alto). El juego de carrera de BSU literalmente fracasó pero esto no es un problema teniendo a uno de los mejores jugadores de todo el panorama actual colegial.

 

CLEMSON ENCUENTRA SU «MOJO» Y ACABA CON LA RACHA DE AUBURN


Después de las dramáticas victorias ante Utah State y Mississippi State para arrancar la temporada, que incluso muchos analistas llegaron a etiquetarlas como firmas de auténtico campeón, la particular “flor” de Gene Chizik llegó a su fin. Auburn, actual defensor del cetro nacional, parecía abonado a duelos dramáticos, pero que de algún modo siempre acababan inclinándose sobre sus intereses, sin embargo, la racha victoriosa del programa de 17 encuentros consecutivos (última derrota en Noviembre del 2009) llegó a su fin este pasado sábado en Death Valley. Y es que pocos serían los que confiarían en que Clemson, uno de los auténticos programas “pupas” y, como bien gusta expresar al otro lado del charco, “underachievers”, serían los encargados de acabar con esta tendencia victoriosa de los actuales campeones nacionales.

 

Dabo Swinney es el auténtico responsable y arquitecto de este éxito y la invasión de la sección de estudiantes una vez finalizado el encuentro así lo demostró, con la marea naranja de Death Valley coreando enérgicamente su nombre. Sin duda, él mismo sería el encargado de contratar al coordinador ofensivo Chad Morris a la conclusión de la anterior temporada (Morris procede de Tulsa, donde promediaron por encima de los 40 puntos) y el cambio en la dimensión del programa ha sido radical.

 

El nuevo sistema “up-tempo” de Morris fue capaz de sacar lo mejor de Clemson, un programa que siempre ha acostumbrado a disponer de fantásticos atletas, pero cuya producción de las últimas temporadas nunca igualó todo este enorme potencial.

 

Con Auburn consiguiendo una cómoda ventaja de 21-7 poco antes de finalizar la primera parte y donde el runningback Michael Dyer campaba a sus anchas como todo un auténtico workhorse (151 yardas terrestres y 2 touchdowns), Clemson infringía una contundente respuesta en la segunda parte, escenificado en la eléctrica recepción en campo abierto del WR true-freshman Sammy Watkins, que finalizaría en un touchdown de 65 yardas que daba la vuelta al marcador.

 

Un inventivo, diverso e impredecible game-plan es lo que la universidad necesita para maximizar las habilidades técnicas de sus jóvenes jugadores como el QB Tajh Boyd (30 de 42 completaciones para 386 yardas y 4 TD en su tercera titularidad), los runnigbacks DJ Howard y Mike Bellamy o los receptores Sammy Watkins y DeAndre Hopkins. Clemson nunca tuvo problemas de atraer eléctricas armas a su campus, pero con Morris encargado del play-calling, todo parece señalar que los Tigers finalmente han encontrado el modo de incendiar su artillería.

 

Sí la línea del programa continúa sobre esta tendencia, Clemson podría encontrarse perfectamente en la pelea por la conferencia ACC en Noviembre, a pesar de toda la juventud de su squad. No está nada mal para ser éste el cuarto año de Swinney bajo el mando. Sin ir más lejos, los Tigers no arrancaban con un 3-0 desde el 2007 y llevaban más de 50 años sin batir a sus homónimos Tigers (14 derrotas consecutivas).

 

Clemson se mantuvo tremendamente agresivo durante toda la segunda parte, mentalmente fuerte y no permitió ni un sólo respiro a la defensa de Auburn, sin embargo, el grupo dirigido por el coordinador defensivo Ted Roof fue un auténtico desastre. Las estadísticas no engañan, Clemson sumaría 624 yardas totales y su defensa sería incapaz de detener el ataque local con 14 de 18 en situación de terceros downs. Pero es que la defensa de Auburn sencillamente no fue capaz de placar a Clemson y nunca pareció suficientemente preparada, mostrando constantes lagunas en cobertura. Auburn llegó a este encuentro como la peor defensa de la SEC y así se demostró con Clemson incluso llegando a anotar en 5 de 6 posesiones en un punto del encuentro.

 

Mientras que el ataque de Clemson apilaba yardas, su defensa conseguiría poner el sino del partido en manos del quarterback Barrett Trotter, reduciendo poco a poco la productividad del ataque de Auburn hasta finalmente dinamitarlo. Esta vez, los Tigers de The Plains nunca tuvieron la posibilidad de superar el déficit, como el 17-0 de la anterior temporada para vencer a Clemson en la prórroga 27-24, aunque puestos a elegir, tal vez esta derrota permita a Gene Chizik y su staff técnico trabajar en profundidad y con calma este equipo, fuera de la atención o el “spotlight” de la nación.

 

FLORIDA RECUPERA LAS SENSACIONES DE ANTAÑO

 

Después de un atroz paréntesis la pasada temporada tras la inminente retirada de Urban Meyer, Florida parece correctamente encaminada en recuperar la esencia de antaño. Solamente ver volar entre defensores al runningback Chris Rainey en The Swamp tras recibir en el backfield y escaparse 83 yardas para TD, todo aquel quien confiese ser fanático acérrimo de los Gators debería despertársele una sonrisa de complicidad. En Gainesville tienen un talento bestial a ambos lados del balón y todo este potencial atraído por el programa bajo el gobierno de Meyer definitivamente se encuentra en buenas manos. Sus skill-players se adaptan como un guante al sistema profesional que Charlie Weis busca implantar en The Swamp y la decisión de Will Muschamp por apostar por entrenadores de carácter pro, junto con una atmósfera pro, parece haber energetizado a sus jugadores. Ahora mismo no es ninguna frivolidad mencionar a los Gators dentro de la carrera por el campeonato nacional como un contendiente de consideración para desbancar a South Carolina en la división Este.

 

Pero lo cierto es que el equipo todavía necesita mostrarse mucho más cohesionado y sólido si desea sobrevivir en dos semanas a Alabama, además de las salidas a LSU, Auburn, o la misma South Carolina, sin olvidar el cierre de temporada ante Florida State. Los Gators tuvieron contra las cuerdas a los Vols en la primera parte en una actuación que pudo haber sido todo un auténtico repaso, sin embargo, tener que conformarse con field-goals en lugar de touchdowns o las constantes penalizaciones (16 en total, traducidas en interfencias), conseguirían «despertar» a los pupilos de Derek Dooley.

 

La joven defensa de Muschamp no había permitido ni un sólo touchdown en los dos primeros encuentros ante Florida Atlantic y UAB (aunque cierto es que no son estas grandes varas de medir), y los Vols no conseguirían romper la alambrada defensiva hasta poco antes de finalizar la primera parte. Reducir un ataque de alto octanaje como el de Tennessee a 279 yardas de ataque total (-9 en el juego terrestre) es un signo de que los Gators serán capaces de dificultar con creces el despliegue ofensivo de sus oponentes.

 

El DT Sharrif Floyd retornaba tras una cuestionable suspensión para unirse a Dominique Easley en el frente defensivo y Easley literalmente jugaría con la línea ofensiva de los Vols a base de poder y velocidad, mientras que en el exterior Ronald Powell conseguiría ser un auténtico incordio. James Stone fue todo un All-American desde el center como freshman la pasada temporada, sin embargo, este sábado fue toda una odisea para él. Los problemas para conseguir que los snaps fuesen limpios fue una losa para los Volunteers durante toda la tarde y además Tyler Bray debió lidiar con los constantes drops de su cuerpo de receptores, después de mostrar un ball-placement en cada uno de sus lanzamientos de libro. Si esto no fuera poco, Bray vio como su estelar receptor Justin Hunter tenía que abandonar el encuentro a las primeras de cambio tras sufrir una lesión en la rodilla.

 

Cuando Bray consiguió ejecutar un snap decente, el ataque de los Vols se mostró extremadamente eficiente. De todos modos, Tennessee tiene la proyección correcta de futuro (el año pasado solían desinflarse según los encuentros se acercaban a sus últimos minutos), pero en este momento simplemente los Vols no están preparados para ganar en The Swamp ante unos Gators con mejor defensa, mejores automatismos y fundamentos defensivos, mejores atletas en sus extremos, además de la considerable ventaja de jugar en un «venue» que es uno de los cinco más ruidosos de todo el país.

 

DÍA EN LA OFICINA DE STANFORD EN EL DESIERTO DE ARIZONA

 

La Cardinal ha perdido dinámica y variedad en su unidad de receptores tras la graduación de Whalen, Reuland o Baldwin, mientras que su línea ofensiva también ha perdido mucha experiencia e intenta reagruparse alrededor del RG David DeCastro, pero Stanford volvería a sentar cátedra con una actuación inteligente, trabajada y férrea en la salida al desierto en Tucson ante Arizona.

 

Teniendo en cuenta que la Cardinal perdería también durante el transcurso del partido a jugadores importantes como el WR Chris Owusu, el TE Coby Fleener o el ILB Shayne Skov (quien se rumorea que está fuera para el resto de la temporada tras sufrir una lesión de rodilla), Stanford continúo compitiendo y centrado en sus negocios con un juego terrestre poderoso y auténtico old-school, mientras que la defensa nunca claudicó a pesar del empuje antes del descanso del otro quarterback estelar de la noche, Nick Foles (perfecto en sus primeros 17 lanzamientos).

 

Pero los Wildcats mostraron por enésima ocasión su eterna némesis en tareas de fieldgoal (tras fallar lo infallable la anterior temporada) con el PK Jaime Salazar siendo incapaz de convertir fieldgoals asequibles y claves en el devenir del partido; justo al final del segundo cuarto (con los locales reduciendo la diferencia en 3 puntos) e inmediatamente tras el descanso. Arizona demostró también porque dispone de uno de los peores juegos terrestres de todo el país, después de ser un factor inexistente con 51 yardas totales en 23 intentos. Por lo tanto, el ataque acabó convirtiéndose en unidimensional bajo la figura de Foles y el quarterback senior terminaría encajando un total de 5 sacks.

 

Cuando los pupilos de Mike Stoops se quisieron dar cuenta, después de que éstos fuesen agotados físicamente por el smash-mouth de la Cardinal que esquemáticamente poco tiene que envidiar a cualquier franquicia de la NFL, el favorito al Heisman Trophy, Andrew Luck, muy eficiente y cuidadoso toda la noche (con 53 TD en su carrera superaría en Stanford a Jim Plunkett), asestaría la estocada definitiva después de conectar en la endzone con sus tight-ends Zach Ertz y Levine Toilolo. Y es que no hay equipo en toda la nación que sepa emplear su cuerpo de tight-ends con tanta eficiencia y variedad como actualmente lo hace Stanford.

 

LOS COWBOYS COGEN AIRE TRAS UNA NOCHE DE «FARRA»


El duelo en Chapman Stadium estaría programado exactamente para las 9:10 de la noche, sin embargo, una auténtica tromba de agua lo retrasaría más allá de medianoche y finalmente el encuentro llegaría a su fin a las 3:35 de la madrugada en Oklahoma, y a pesar de las altas horas del sábado noche, los Cowboys demostraron que su ataque continúa haciendo estragos en unas horas prohibitivas y comúnmente reservadas por los estudiantes para sus clásicas juergas universitarias.

 

Sin embargo, buena parte de la parroquia se mantuvo fiel a su cita y la afluencia de seguidores de Oklahoma State sería importante teniendo en cuenta que ambos campus se separan en poco más de 100 kilómetros (una hora y cuarto).

 

Tulsa recupera multitud de titulares a ambos lados del balón después de igualar a SMU en lo más alto de la división Oeste de la conferencia USA la pasada temporada y finalizar como No.24 en el ranking BCS. Este año parecen llamados a “todo” dentro de su conferencia y a este programa se le considera la cuna del pase moderno, cuya reputación incluso se ha disparado en los últimos años después de que la Golden Hurricane fuese dirigida por técnicos del caché de Steve Kragthorpe, Gus Malzahn o Todd Graham, quienes situaron a la universidad más pequeña del FBS, como una perenne potencia ofensiva en lo más alto del país en producción en ataque.

 

Pero Tulsa decepcionó este sábado y nunca supuso un problema para OSU, aunque también es cierto que la temprana lesión de rodilla de su quarterback titular y el líder absoluto de la ofensiva, GJ Kinne no facilitaría la posibilidad de colocar un original upset de madrugada. La hora era acorde para continuar la juerga.

 

Oklahoma State cimentaría la victoria tras su experimentada línea ofensiva (todos sus titulares recuperados) que superaría a los locales en músculo y poder, mientras que Mike Gundy explotaba con inteligencia la Pistol y diferentes formaciones en Full-House para infringir daño terrestre con el runningback Joseph Randle (25 carreras para 128 yardas y 3 TD), aprovechando el constante paso atrás del back-seven local ante la amenaza del brutal juego aéreo de los Cowboys. No se necesitó la ayuda del estelar receptor Justin Blackmon, uno de los grandes favoritos al Biletnikoff Award (y presente vencedor), más allá de su pura presencia como decoy que abriría el campo a una gran variedad de objetivos aéreos. De este modo, Blackmon (con únicamente 57 yardas y 1 TD) vio cortada la posibilidad de ampliar su racha (y record de la NCAA) de 100 yardas aéreas semanales por decimocuarta ocasión. Oklahoma State tampoco necesitó que su quarterback Brandon Weeden “operase” especialmente la secundaria, aunque continúo mostrando su deficiencia para golpear objetivos aéreos en movimiento sobre el centro. OSU construiría una cómoda ventaja por 45-6 con menos de 6 minutos en la segunda parte.

 

Mike Gundy tiene a su alma máter entre la crème-de-la-crème del país, pero después de un arranque de temporada “benévolo”, Oklahoma State comenzará un camino lleno de obstáculos comenzando esta semana con su visita a College Station para enfrentarse a Texas A&M, además de los duelos fuera de casa ante Texas, Missouri o Texas Tech, para cerrar la temporada ante el coco de los cocos, Oklahoma.

 

 

 

 

 

  • Después de sorprender la temporada pasada con un rendimiento inusual para un freshman en la SEC, todos señalaron al quarterback Aaron Murray como el rey absoluto de su posición en la conferencia, sin embargo, Tyler Bray sigue demostrando que tiene la proyección de futuro para poner en duda dicha asunción. Con una fantástica habilidad para situar en ventaja sus lanzamientos en las manos de sus receptores y una gran madurez, el definitivo despegue de Bray solamente lo detiene toda la juventud a su alrededor ¿Quién dijo que potenciales signal-callers en la SEC eran rara avis?
  • Aunque los números sugieran lo contrario (nunca antes en la historia del programa dos runningbacks superarían las 150 yardas en un mismo partido), Alabama continúa con serios problemas en su línea ofensiva para establecer un juego de carrera con consistencia desde los primeros compases de sus partidos. Los defensores de North Texas continuaron este sábado con la tendencia de sus oponentes de entrar en el backfield desde el interior y conseguir así acciones negativas sobre los intereses carmesí. El staff técnico se vio ante la necesidad de realizar multitud de experimentos sobre su frente ofensivo, hasta tal punto que Barrett Jones se vio obligado a trabajar en un total de cuatro posiciones diferentes durante el encuentro, aunque en el periodo que jugó de puro right-tackle permitió al staff continuar desarrollando al llamado hombre de futuro en The Capstone, Cyrus Kouandjio.
  • Tanto si es por los problemas señalados en la línea ofensiva o simplemente por un mero hecho de confianza, pero lo cierto es que Trent Richardson no tiene ahora la «chispa», el carácter ni la electricidad que tanto se esperaba cuando se le señaló como uno de los máximos candidatos al Heisman Trophy. En estos momentos, tanto Marcus Lattimore como Michael Dyer se encuentran un paso por encima en términos de verticalidad o habilidad como playmakers dentro de un mayor impacto ofensivo en sus respectivos equipos.
  • Durante la pasada temporada, Georgia y Alabama librarían una auténtica batalla fuera de los terrenos de juego, exactamente en el reclutamiento de Isaiah Crowell, una de las perlas más destacadas del país, y el joven runningback está demostrando con creces porque en Athens se le consideraba un “must” para las aspiraciones inmediatas del programa. Su electricidad y elusividad están cautivando después de clavar 118 yardas y 1 TD a South Carolina, y 86 yardas y otro TD esta semana a Coastal Carolina.
  • Con un Doak Campbell Stadium registrando la mejor entrada de toda su historia (84.392 espectadores), mientras el atronador “War Chant” de los Seminoles llevaba en volandas a su defensa cargada de adrenalina y fortaleza, uno parecía retroceder 20 años en el tiempo y aquella época en la que visitar Tallahassee suponía toda una quimera, parece haber retornado al college football. Habrá que ver sí Jimbo Fisher es capaz de reinstalar definitivamente esta atmósfera. Según Landry Jones, muchas veces dudó incluso que sus compañeros fuesen capaces de oír sus señales antes del snap.
  • Marcus Lattimore ha progresado atléticamente de forma fantástica, y por momentos me recuerda incluso al Ladainian Tomlinson de los buenos tiempos. Su poder para correr muy bajo sobre sus pads y equilibrio, es ya “marca de la casa” y Steve Spurrier tuvo que echar mano de sus servicios terrestres hasta en 37 oportunidades, con motivo del ya clásico partido gris que South Carolina deja cada cierta temporada. Todo lo que hizo Lattimore fue correr para 246 yardas, además de anotar 3 TD de carrera, después de que Navy amenazase la posición de los Gamecocks dentro del Top10 del AP-Poll.
  • No fue su actuación más lúcida ni la más fastuosa, pero es una verdadera delicia ver a un jugador del potencial de Andrew Luck dirigiendo un sistema ofensivo tan profesional como el de Stanford. Un aspecto no demasiado común en un mundo, el del college football, dominado por las Spread Offense y las Zone-Read. Construido como dictan los cánones, Luck podría dirigir tras el center a una docena de franquicias de la NFL desde esta misma temporada.
  • Texas parece recobrar su orgullo y redirigirse en la línea habitual del programa. Su situación en la posición de quarterback se atisba como ciertamente estable después de que Case McCoy (hermano de Colt) sorprendiese en su debut y experimentase esta semana ante UCLA en la Rose Bowl una actuación formidable con 12 de 15 lanzamientos para 168 yardas y 2 TD, mientras que, por contra, comienzan a disolverse como un azucarillo las expectativas en torno a Garrett Gilbert, quien fue intervenido del hombro este martes y estará fuera para el resto de la temporada. Los ‘Horns parece que también han encontrado a su runningback franquicia en el freshman Malcolm Brown, después de correr para 110 yardas en 22 carreras. La defensa, en cambio, todavía no es una «roca de granito» y necesita demostrar que puede llegar al quarterback oponente ahora que Will Muschamp no está ahi para «dar una patada» a alguno. De todos modos, sólo han permitido un promedio de 259 yardas y un total de 3 touchdowns en tantos encuentros.
  • La decepcionante Big-Ten en general. Fuera de Wisconsin (la clase de la conferencia) o la última actuación de la Illini limitando el poderoso ataque de Arizona State una semana después de que ofensivamente destrozase a Mizzou, el panorama en la conferencia es absolutamente desolador. Si, Michigan está 3-0 pero no deja de ser un equipo vulgar, fuera de las exhibiciones de Denard Robinson, mientras que Penn State ni tiene un quarterback ni tampoco se le espera. Cerca estuvieron de caer esta semana ante Temple. A Michigan State se la esperaba sólida, pero fue superada por Notre Dame este sábado en cualquiera de sus fases. Northwestern vencería a un horrible equipo como es Boston College, sin embargo, caería ante la academia Army, mientras que Purdue perdió ante Rice hace apenas unas semanas y debería haber corrido igual suerte ante Middle Tennessee. Indiana también perdió ante Ball State y Virginia, mientras que Iowa volvió a caer en manos de Iowa State y tuvo que recurrir a una remontada para los anales en su objetivo por no volver a morder el polvo ante Pittsburgh. Minnesota, como es habitual, perdió ante New Mexico State. Nebraska es otro de los 3-0 de la conferencia, pero en Lincoln todabía nadie tiene noticias de su defensa, mientras que no existe juego de pase y el programa no puede confiar excesivamente en Taylor Martinez, quien está descubriéndose físicamente de «cristal». Los ‘Huskers tendrían serios problemas para despachar a una mediocre Washington. Nadie tampoco entiende que Ohio State fuese incapaz de completar más de cuatro pases en la derrota ante Miami. Por muy «depre» que estén en Columbus después del último escándalo y los problemas con las lesiones, es injustificable una actuación así con las últimas clases reclutadas por el programa (según Rivals.com, No.4, No.3, No.25 y No.11 en los cuatro últimos años)
  • La situación en South Bend por momentos parece cómica. La terrible presión de los medios y la ansiedad por resultados inmediatos son uno de las lacras que cada año dinamita el programa convirtiéndola en una habitual «patata caliente». En sólo su segundo año, Brian Kelly ha pasado de ser una de las figuras más respetadas y admiradas del negocio, a convertirse en un auténtico inepto para la base de fans de los Irish. De momento, consigue salvar un pseudo primer «match-ball» después de deshacerse de Michigan State (No.15 del AP-Poll) en casa, pero Notre Dame sumaría otros 3 turnovers más para destacarse en lo más alto de la nación con 13 totales. Aunque para los Irish parezca imposible dejar de perder el balón, estoy seguro que Kelly agradecería la sofocante actuación de su frente defensivo que limitó a los Spartans en únicamente 29 yardas. El defensive-end Aaron Lynch demostró porque fue un recluta muy destacado y su actuación fue clave con 5 placajes, 1 sack y 1 fumble forzado, y que continuará alimentado las críticas de los fans sobre Kelly, después de que este chico ni pisara el campo en el duelo ante Michigan.
  • Tiene mucho mérito que una institución de la naturaleza académica de Vanderbilt sea incluso capaz de competir dentro de una conferencia repleta de «ogros» como es la SEC, ya ni mencionemos la posibilidad de arrancar 3-0 después de darse un homenaje ante Ole Miss (30-7). El programa no había arrancado con un registro parecido desde 1943 y James Franklin está consiguiendo que sus chicos muestren un carácter y orgullo no demasiado común para los estándares atléticos de la institución. El coordinador defensivo Bob Shoop está también convirtiendo a los ‘Dores en un grupo agresivo y con tendencia al blitzing, que está sumando 6 intercepciones en cada uno de sus primeros tres encuentros.
  • Sorprendente es también ver a Iowa State con un récord de 3-0. Los Cyclones consiguieron una dramática victoria ante Iowa, mientras que despacharon el pasado viernes a Connecticut en su propia casa. Después de un merecido bye-week, el siguiente en la lista será Texas, a quienes ya vencieron la temporada pasada en Austin.
  • Que Wisconsin presentaba un juego terrestre temible no debería sorprender a nadie, con la dupla James White y Montee Ball, pero pocos habrían apostado por una adaptación tan transparente como la que Russell Wilson está experimentando en Madison. Después de graduarse en NC State (licenciatura en comunicaciones), Wilson se acogería a la regla de la NCAA que permite ampliar su elegibilidad en un año, incluso sin tener que sentarse toda la temporada como habitualmente ocurre en un clásico transfer. Wilson se matriculó en un postgraduado en Wisconsin que NC State no podía ofrecerle, mientras que abandonaría momentáneamente su dedicación al baseball como integrante de los Colorado Rockies de las ligas menores. En la Wolfpack, Wilson fue un auténtico saco de encajar golpes, teniendo que luchar por su integridad física cada semana, sin embargo, en Wisconsin está consiguiendo mostrar todo su potencial tras el center con un rating de eficiencia del 213,4.
  • Robert Griffin ha llegado para quedarse. Después del upset ante TCU en la primera semana, Baylor se daría todo un baño de masas ante Stephen F. Austin (FCS) en su estadio, donde la última vez que les vieron ranqueados databa de Noviembre de 1991. Debido a las tormentas, ambos equipos llegaron a un acuerdo para evitar el descanso y reducir en 3 minutos los dos últimos cuartos, aunque el encuentro se vería obligada a finalizarse con poco menos de 3 minutos en el tercer cuarto.

PD: No esperen que debata ni hable de todo los rumores de realineación que estan surgiendo en las últimas semanas. Para eso tendremos todo una offseason y así analizar potenciales cambios, pero si lo prefieren o son impacientes, les aconsejo que se remitan a nuestro foro, donde encontrarán todas las respuestas a sus dudas.

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Israel Llata es natural de Maliaño, una localidad de Santander (Cantabria). Ingeniero informático de profesión y aficionado al fútbol americano desde mediados de los años 90, asombrado por la habilidad atlética del quarterback Steve Young y aquellos exitosos 49ers. En los últimos tiempos centraría su mirada sobre un desconocido pero excitante college football, destapando su corazón como entusiasta aficionado de Alabama, una institución a la que rinde culto. Analiza en su columna semanal la jornada universitaria desde 2007. @israel_lata

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